Por Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI
10/04/2025. A dos días de haber lanzado su “guerra arancelaria”, Donald Trump tuvo que retroceder y anunciar que su aplicación se postergaba por 90 días, salvo para China sobre la cual mantiene, por ahora, un 145% de arancel a sus exportaciones. China ha respondido con un 84% a las exportaciones de EE.UU. Pero ese retroceso es parcial y no cierra la crisis planetaria que abrió. Ya que Trump mantiene los aranceles del 25% sobre aluminio, acero y automóviles lo que sigue afectando a la Unión Europea, Canadá, México, Japón o Corea del Sur, entre otros. Y se sostiene un 10% sobre todos los países.
Esta “guerra” no está terminada. El ultraderechista Trump puede volver a cambiar, dada la imprevisibilidad de su plan, las presiones de la crisis de la economía capitalista en curso como de las protestas masivas del mismo pueblo trabajador estadounidense. Centenares de miles salieron a las calles a decirle ¡Quita tus manos!
El retroceso de Trump es una muestra de su debilidad
Trump y su gobierno quieren dar la imagen de que dominan la situación y que este retroceso era parte de un plan calculado para abrir negociaciones. Pero esto es falso.
Su retroceso se dio por la brutal hecatombe que provocó en la ya deteriorada economía capitalista de EE.UU. y el mundo. En menos de una semana, por la caída de las bolsas, se perdieron la extraordinaria suma de 6 billones de dólares (millones de millones) de las principales empresas que cotizan en Wall Street (Datos AP, Bloomberg, en Clarín, 6/4/2025).
Según informó Fortune, los patrimonios netos de Elon Musk (Tesla), Mark Zuckerberg (Facebook) y Jeff Bezos (Amazon), sumaron una pérdida colectiva de 80 mil millones de dólares desde el pasado 2 de abril, denominado por el presidente como “Día de la Liberación”. (Infobae,8/4/2025). Muchos analistas burgueses calificaron lo ocurrido como una caída “histórica”, “baño de sangre” y de “consecuencias devastadoras”.
Dan Ives, analista principal de Wedbush Securities, había calificado a los aranceles de Trump como «el mayor desastre visto en los mercados». Será un Armagedón económico” (Clarín, 6/4/2025). JPMorgan, el mayor banco de los EE.UU., alertó que se podría provocar una recesión global.
Trump se mostraba seguro y que no iba a retroceder. Ante las críticas y las protestas callejeras, no tuvo pelos en la lengua y señaló: “¡No sean débiles! ¡No sean estúpidos! (…) ¡y la grandeza será el resultado!” (Ambito, Argentina, 7/4/2025). Se burló de los países del mundo: “Me están besando el culo”, se mofó en una cena con congresistas republicanos en la que aseguró: “Sé qué diablos estoy haciendo”. (El País, 10/4/2025). Pero le duró 48 horas.
The New York Times calificó de “patética marcha y contramarcha de Trump”. Y sobre el gobierno de Trump señaló que “si contratas payasos, deberías esperar un circo. Y, compatriotas estadounidenses, hemos contratado a un grupo de payasos” (Thomas L. Friedmann, en La Nación, Argentina, 10/4/2025).
Faltaría confirmar si también postergaron los aranceles que Trump le puso a dos pequeños y remotos islotes (islas Heard y McDonald) solo poblados por pingüinos y focas, ubicadas a 4.000 km al suroeste de Australia.
El capitalismo sufre la crisis más grave de su historia
Esta pateada de tablero de Trump, político y económico, se explica porque desde hace décadas, el capitalismo imperialista está atravesando una crisis enorme, económica, política, social y ambiental. No es una crisis coyuntural.
Los socialistas revolucionarios consideramos que es la más grave de su historia porque incluso es superior a la del año ´29 del siglo XX. Primero y principal porque es más duradera, se extiende más en el tiempo que aquella. Comenzó en 2007/2008 y ya lleva 17 años. Segundo porque se terminó encadenando con otras nuevas y con el agravamiento de la crisis ambiental generada por el propio capitalismo. La política de Trump, por ejemplo, puede estar provocando el comienzo de un nuevo pico agudo de crisis económica.
Se trata de un proceso más amplio de decadencia absoluta y de desorden del capitalismo imperialista. La perspectiva, es hacia la profundización de la crisis económica y social. Solo se podrá superar luchando por lograr gobiernos de las y los trabajadores que abran el camino del socialismo.
Meter más leña al fuego al desorden mundial del capitalismo
En este marco Trump lanza una contraofensiva imperialista contrarrevolucionaria. Busca subordinar a su política de saqueo y explotación, al imperialismo chino, que es la segunda potencia mundial, a los imperialismos menores, como la Unión Europea o Rusia y las semi colonias. Y, por otro lado, trata de derrotar las luchas del movimiento de masas, revertir las conquistas de la cuarta ola de las mujeres, los derechos de las disidencias sexuales. Unido a una ofensiva racista y anti migratoria en los EE.UU. y el mundo. Pero todo esto está por verse en qué va a terminar.
El choque con China es parte central de ese desorden mundial del capitalismo imperialista. Trump tiene una profunda contradicción en su “guerra arancelaria”. Un alto porcentaje de los productos que se exportan desde China a los EE.UU. son de multinacionales yanquis. El 56% del calzado, por ejemplo, que se vende en EE.UU. viene de China, de marcas como Nike que tiene 195 fábricas instaladas allí. Está desde 1981. Apple produce la mayoría de sus iPhone en China y produce poco en EE.UU. ¿Trump le va a imponer a los productos de Nike o Apple el 145% de arancel? ¿Hasta dónde va a llegar Trump?
Según Trump, esta “guerra arancelaria” haría que los EE.UU. pase a tener “una era de oro” y que “salga de su declive”. Anunciando entusiastamente que ya “llegan las inversiones” y que se “abrirían nuevas fuentes de trabajo”. El “sueño americano” estaría otra vez a la vuelta de la esquina. Pero todo indica que puede ocurrir lo contrario, en EE.UU. y el mundo.
El terremoto económico en curso puede derivar, según los propios analistas imperialistas, en una recesión en EE.UU. y mundial. Lo que llevaría a un mayor estancamiento de la economía capitalista con caída del empleo y de los salarios. La inflación que Trump dice combatir podría crecer en el país del norte ya que los aranceles a los productos importados (alimentos, juguetes, calzado o automóviles) hará que los empresarios descarguen esos impuestos sobre los precios. Con lo cual hará caer el nivel de vida del pueblo trabajador estadounidense.
El intento de Trump de superar la decadencia que vive el imperialismo yanqui y el desorden mundial, está condenado al fracaso. La tendencia de la realidad es a que pegue un salto la crisis económica global, que aumenten los roces y choques inter burgueses y que, sobre todo, crezcan las luchas obreras y populares en EE.UU. y el mundo contra las consecuencias de mayor pobreza y desigualdad social que provocan el plan de Trump y los planes de ajustes y recortes de los gobiernos capitalistas.
La primera gran respuesta la comenzó a dar el pueblo estadounidense con más de 1200 movilizaciones, el 5 de abril, en distintas ciudades del país y que también se replicaron en muchas capitales de Europa. En EE.UU. la movilización tenía como consigna central “¡Quita tus manos!”, dirigida contra Trump y Elon Musk. También hubo huelgas generales en Grecia, Bélgica y en Argentina.
Estas movilizaciones marcan el camino para enfrentar y derrotar los ataques reaccionarios del ultraderechista Donald Trump en Estados Unidos y todos los países del mundo.