Por Juan Carlos Giordano, Diputado nacional electo por Izquierda Socialista en el FIT-U
17/5/25. El expresidente de Uruguay fallecido el pasado 13 de mayo a los 89 años, José Mujica, fue despedido por decenas de miles en su patria natal. “El guerrero tiene derecho a su descanso”, habría dicho ante el avance de su cáncer. Ante su pérdida, que lamentamos, surgen innumerables interrogantes, en especial entre las nuevas generaciones de luchadoras y luchadores que se preguntan qué hay detrás de este ex guerrillero con andar campechano que terminó siendo “el presidente más pobre del mundo», vivió de manera austera cultivando la tierra en una chacra en las afueras de Montevideo, se movía en el viejo escarabajo Volkswagen Fusca color celeste, iba en motoneta a la Casa de Gobierno y pidió ser enterrado junto a las cenizas de su perra Manuela.
Siempre Mujica llamó la atención, generando un gran impacto popular, por ser un político que siendo diputado, senador y luego presidente, no vivió en el lujo al que nos tienen acostumbrados los políticos patronales corruptos que se enriquecen a costa del pueblo trabajador.
Desde la izquierda trotskista respetamos y comprendemos a quienes simpatizan con la figura del “Pepe” Mujica, a la vez que dejamos expresadas nuestras diferencias. Mujica fue parte de la izquierda del llamado neorreformismo pos caída del estalinismo y del muro de Berlín en 1989, que postula que el socialismo no va más como objetivo de cambio social, una izquierda que pregona la política de “lo posible” y retoma la vieja concepción de la conciliación de clases. Es decir, una izquierda que en nombre de la clase trabajadora considera que debe gobernar, y así lo hace, con la burguesía y no romper con el capitalismo, la banca y las multinacionales.
Mujica fue parte de los gobiernos latinoamericanos del doble discurso, junto a Evo Morales de Bolivia, Lula en Brasil, Bachelet en Chile, Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador, Chávez y Maduro en Venezuela, entre otros. Gobiernos que con discursos “progresistas”, mantuvieron los pilares de este sistema capitalista, pagaron la deuda externa, se sometieron a la banca, a las multinacionales y a los dictados del imperialismo, y aplicaron severos ajustes bajo la mentira de que estaban “redistribuyendo la riqueza” o “combatían a la derecha”.
Sobre el Frente Amplio
Mujica llegó a la presidencia con el Frente Amplio en 2010-2015. Sucedió a su antecesor Tabaré Vázquez del cual había sido ministro. Venía de integrar en los años 60 el Movimiento Guerrillero de Liberación Nacional (MLN)-Tupamaros. Luego de sufrir 15 años de prisión, tras el golpe militar de 1973 y al ser liberado cuando en 1985 volvieron a los gobiernos constitucionales, Mujica creó el Movimiento de Participación Popular (MPP) al interior del Frente Amplio.
El Frente Amplio surgió como algo “esperanzador” ante el bipartidismo desastroso de los partidos Blanco y Colorado. Si bien nunca se definió por el socialismo, estaba integrado por el Partido Comunista y el Partido Socialista de Uruguay, más el MPP y otros sectores de centroizquierda. En el programa del Frente Amplio sí se menciona la reforma agraria, la ruptura con el FMI y el castigo a los genocidas. Pero el gobierno de Tabaré Vázquez, con Mujica de ministro, de arranque traicionó esos postulados.
Helios Sarthou, dirigente histórico del Frente Amplio que luego abandonó, daba sus motivos: “El Frente lo ha traicionado todo, pero fundamentalmente ha traicionado el respeto a los caídos y desaparecidos al mantener intocable la Ley de Impunidad. Ha sometido al país a la política económica del imperio y sus bancos. Ha renunciado a la transformación de la sociedad aceptando el asistencialismo. Ha subordinado la lucha de clases a la política laboral de conciliación. Ha pagado la deuda externa por adelantado. Privatizó las empresas públicas y ensanchó la brecha entre pobres y ricos. Afectó los principios de la izquierda e hizo que dejara de ser izquierda” (http://www.nodo50.org/ceprid/, citado por El Socialista, 28/10/2009).
Jorge Zabalza, uno de los “rehenes de la dictadura” junto a Mujica, quien falleció en 2022, dijo en un reportaje sobre el tema derechos humanos: “En Mujica veo una acción deliberada por el olvido y el perdón. Él ganó las elecciones justo cuando se dio el plebiscito para anular la Ley de Caducidad y no se la jugó, no dijo ni una sola palabra, y se perdió por 1%. O sea que si Mujica hubiera incorporado en su discurso de campaña el tema de la verdad y la justicia, se pudo haber logrado anularla en ese momento. (Montevideo Portal, 2019). Luego Mujica causó impacto cuando dijo “yo no quiero tener viejitos presos”, proponiendo la prisión domiciliaria para los militares mayores de 70 que están en la cárcel.
Algo que no salió en los medios por estos días, fue que Mujica impulsó políticas antiobreras y represivas. Uno de los episodios más recordados fue cuando declaró la «esencialidad» en la huelga de los trabajadores municipales de Montevideo, enviando al Ejército a recolectar basura para quebrar la protesta. Mujica le dijo a la docencia que trabaje más y prohibió las ocupaciones en los lugares públicos.
Otro hecho relevante fue cuando el año pasado Mujica se opuso al plebiscito de la Seguridad Social promovido por la central sindical PIT-CNT, que buscaba eliminar las AFAP, mantener la edad jubilatoria a los 60 años y aumentar las jubilaciones mínimas.
Mujica con los grandes empresarios
Como presidente dejó bien claro cuál sería su política hacia los grandes empresarios. A un año de gobierno, en una disertación en el lujoso Hotel Conrad de Punta del Este ante más de 1.000 empresarios entre uruguayos y extranjeros, entre ellos 400 argentinos -López Mena (Buquebus); Ratazzi (Fiat), Eurnekian (Aeropuertos 2000), Mujica dijo: “Vengan a invertir, acá no te la van a expropiar, ni te van a doblar el lomo con impuestos”. Hasta el expresidente Lacalle lo elogió: “De decir que iba a construir el socialismo, a defender la inversión nacional o extranjera. Bienvenidas las opiniones del presidente Mujica” (Clarín, 12/2/2011).
Según Mujica, “no se puede recaudar aumentado los impuestos sobre la riqueza porque matamos la gallina de los huevos de oro. La burguesía es como la vaca, algunos vivos la quieren matar para comerse un asado. Lo inteligente es dejarla pastorear para seguir ordeñándola”. De esta forma, Mujica predicaba el viejo cuento de todos los gobiernos de centroizquierda: hay que gobernar con los grandes empresarios pero “con viveza criolla”, para que ayuden a “redistribuir la riqueza”. Justo cuando las estadísticas mostraban que en Uruguay el 50% de las niñeces estaba por debajo de la línea de pobreza.
Mujica y su definición de la izquierda
En 2021 le preguntaron qué es ser de izquierda. Respondió: “Hoy en ese espacio se perfila una batalla cultural. Mi generación, todavía muy embebida en la ideología, pensábamos que cambiando las relaciones de producción podíamos construir el hombre nuevo. Pero el hombre no solo está condicionado por una relación económica. O cambia la mentalidad del Sapiens y logra dominarse o vamos a hacer pelota la vida en la tierra”.
Está claro su pensamiento. Mujica dice que cuestionar al capitalismo no va más -o en todo caso solo valen críticas parciales-, para terminar conviviendo con él.
Desde Izquierda Socialista y nuestra organización internacional, la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) luchamos por gobiernos de la clase trabajadora que rompan con la burguesía, las multinacionales y el FMI e implementen un plan económico obrero y popular al servicio de las y de los trabajadores y demás sectores populares e inicien el camino al socialismo.
Consideramos que hay que retomar las banderas por las que luchaba el Che, quien decía “revolución socialista o caricatura de revolución”. La que se aplicó en los primeros años de la revolución cubana expulsando a las multinacionales, expropiando a la burguesía, rompiendo con el imperialismo, haciendo la reforma agraria y lograr de esa manera grandes conquistas sociales. Lo mismo pasó con la revolución rusa de 1917 y en los países donde se expropió a la burguesía, como en la revolución China de 1949, entre otros. Aunque tanto en la ex URSS, China y Cuba, bajó la conducción de la burocracia, ese proceso se frenó y retrocedió hasta la restauración del capitalismo.
Estamos convencidos que en Uruguay, Argentina y en cualquier país del mundo, si no se derrota al capitalismo y se inaugura el socialismo, que tendrá que ser mundial y con plena democracia para el pueblo trabajador, no habrá salida para las y los trabajadores, los oprimidos y la juventud.
Con estas reflexiones y respetando el dolor de quienes despidieron los restos de Mujica, llamamos a sacar conclusiones sobre el camino que nos depara y las organizaciones que hay que seguir construyendo para terminar con el capitalismo y el imperialismo y empezar a construir el verdadero socialismo.