Por Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional
En los últimos días, una escalada militar iniciada por el secuestro de un miembro de la comunidad drusa en Sweida por parte de grupos armados beduinos ha derivado en enfrentamientos que incluyeron masacres de civiles en Sweida por ambas partes y ataques del estado sionista de Israel, como el bombardeo al Estado Mayor General en Damasco. Esta escalada militar de Israel es parte de su agresión criminal en toda la región. Mientras, por otro lado, el gobierno sirio se ha negado a reconocer los derechos democráticos de los pueblos de Siria. Nuestra evaluación como Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) sobre los últimos acontecimientos en Siria es la siguiente:
1) Rechazamos categóricamente la agresión militar y la política de ocupación por aire y tierra que el Estado sionista de Israel mantiene en Siria. El Estado sionista, que continúa perpetrando el genocidio más atroz del siglo XXI en Gaza, ha profundizado su agresión militar en Siria bajo el pretexto de defender los derechos del pueblo druso. Sin embargo, el objetivo del sionismo no es proteger al pueblo druso, sino profundizar las divisiones entre los pueblos de Siria y consolidar su ocupación, especialmente en el sur del país y en los Altos del Golán, ocupada por Israel en 1967 y donde hay población siria-drusa.
2) El responsable de la escalada militar y de las masacres de civiles en Sweida es el gobierno de Ahmed al-Shara, que ha ostentado el poder político durante los últimos ocho meses. Tras la caída del régimen dictatorial de Bashar al-Assad, el gobierno de Shara adoptó una política centrada en consolidar su poder lugar de iniciar un proceso que garantizara los derechos políticos y democráticos para todos/as, reconociendo la diversidad nacional, étnica y religiosa. Esta política ha perpetuado las divisiones nacionales y religiosas heredadas del régimen de Assad. La ausencia de un proceso de justicia transparente en relación con los crímenes cometidos durante el régimen de Assad, ni de ruptura con los poderes económicos y fácticos que le apoyaron; la falta de una investigación efectiva y castigo por las masacres de civiles ocurridas desde marzo del 2011, incluida la perpetrada contra el pueblo alauita en marzo; y la exclusión sistemática de una mayoría de sirios y sirias al excluir las demás opciones políticas, las minorías nacionales, étnicas y religiosas del proceso político bajo el gobierno de Shara: todos estos factores han creado la base política de los conflictos y masacres ocurridos en Sweida.
3) El jeque druso Hikmat al-Hijri, quien mantuvo vínculos estrechos con el régimen de Assad, y sus remanentes, como con el Estado sionista, representa solo a una pequeña minoría de la comunidad drusa de Sweida. La gran mayoría del pueblo de Sweida ha librado heroicas luchas primero para liberarse de la dictadura de Assad y luego por un régimen político que garantice sus derechos democráticos, pagando un alto precio por ello. El pueblo druso no ve al sionismo genocida como su aliado, sino que reconoce a los pueblos de Siria que continúan luchando por la libertad como sus verdaderos aliados.
4) Los acontecimientos en Siria vuelven a poner de manifiesto una verdad fundamental: existe una contradicción irreconciliable entre la revolución popular iniciada contra la dictadura de Assad bajo las consignas de libertad y dignidad, y el programa político del gobierno de Shara. El gobierno sirio no ha logrado defender a Siria contra el Estado sionista ni ha dado ningún paso hacia la realización de las demandas democráticas de los pueblos de Siria (árabes, kurdos, drusos, beduinos, entre otros). La legitimidad de la «administración interina» no puede derivarse de la autoproclamada «Conferencia de la Victoria». Es indispensable: garantizar los derechos democráticos de todas las minorías nacionales y religiosas; implementar un programa urgente de reconstrucción económica basado en las prioridades del pueblo trabajador y los sectores explotados; y eliminar la presencia e injerencia de todas las fuerzas extranjeras en el país (rusas, turcas, israelíes y de EE.UU.). Solo la movilización popular del pueblo sirio puede lograr avanzar en estos objetivos. Como en la tarea de reclamar elecciones libres para una Asamblea Constituyente que debata y resuelva sobre todo lo que el pueblo sirio reclame.
5) Llamamos a todas las fuerzas de izquierda y revolucionarias en Siria a unirse en una lucha común y construir una plataforma política independiente del gobierno, en torno a este programa de acción.
Desde la UIT-CI llamamos a solidarizarnos con el pueblo de Siria y a repudiar toda agresión del estado sionista de Israel tanto en Siria como en Líbano o Irán. Mientras seguiremos impulsando la movilización en apoyo al pueblo palestino contra el genocidio y la limpieza étnica del sionismo en Gaza.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)
17/7/2025