Por Prensa UIT-CI
En el marco del crecimiento de la movilización mundial en apoyo a Palestina y en rechazo al genocidio israelí, compartimos un pequeño fragmento de una entrevista de 1986 a Nahuel Moreno, dirigente y fundador de la corriente del trotskismo de la cual formamos parte como Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional. En el breve texto, Moreno se delimita de las acusaciones de “antisemita”, define como opresores a los sionistas en Palestina y ubica el terrorismo árabe como una consecuencia de esa brutal opresión y sostiene una política revolucionara por la liberación de Palestina. Hoy, en pleno genocidio del siglo XXI y 39 años después de su publicación, estas líneas son poderosas y orientadoras para miles de luchadoras y luchadores.
-Usted traza un paralelismo entre el nazismo, el apartheid y el sionismo. ¿Nunca lo han acusado de antisemita por eso?
-Sí, la izquierda sionista me acusa de antisemita, sobre todo porque sostengo que es necesaria la destrucción del Estado sionista.
Como marxista, parto de la base de que el proletariado de una nación que explota y oprime a otra, como Israel a los árabes y palestinos, no puede liberarse. La clase obrera judía es heredera de una gloriosa tradición en la lucha de clases: el camino del proletariado occidental, incluido el argentino, está sembrado de una multitud de heroicos luchadores judíos. Pero ese proletariado no podrá seguir hasta el fin, ni reverdecer y superar su gloriosa tradición mientras no se ponga de parte de los palestinos y los árabes, que son reprimidos, perseguidos y esclavizados por el Estado de Israel. El genocidio es una constante del sionismo, desde los primeros años hasta la reciente invasión del Líbano y la masacre de los campos de Sabra y Shatila.
Eso de llamarnos antisemitas es una trampa para incautos. Es como decir que un alemán que quería la derrota de la Alemania nazi era antialemán, o que quien quiere barrer del mapa a la república boer porque es antinegra, es un racista porque está contra los campesinos boers.
La pregunta a responder con respecto a las relaciones entre pueblos, razas, naciones y clases es muy sencilla, yo diría demasiado sencilla: ¿quién oprime, quién es el oprimido? Para un marxista revolucionario, la respuesta es tan sencilla como la pregunta: estamos contra los opresores y a favor de los oprimidos. Defendemos a muerte a estos últimos, sin dejar de señalar, cuando es necesario, los errores de su dirección.
El terrorismo árabe es una táctica aberrante, totalmente equivocada, y así lo decimos. Pero nosotros seguimos al lado de los palestinos y los árabes, defendiendo a esos luchadores aunque empleen tácticas aberrantes y monstruosas, que van contra los intereses de sus pueblos.
Lo esencial para nosotros es que ese terrorismo es producto de la desesperación de los jóvenes palestinos que viven en condiciones similares a las de los campos de concentración nazis. Mire las fotos de los habitantes de esos campos: tienen la piel pegada a los huesos. Muestran el mismo estado que los sobrevivientes de los campos de Buchenwald y Auschwitz, cuando fueron liberados al fin de la guerra. El culpable es el Estado de Israel, apoyado, desgraciadamente, por su pueblo; así como el Estado nazi, durante sus primeros años, tuvo el apoyo de la mayoría del pueblo alemán. No tiene importancia que esos campos se encuentren dentro o fuera de las fronteras de Israel: su existencia se debe a la expulsión de los palestinos de su patria.
La similitud con el Estado boer y el nazismo salta a la vista. El nazismo no sólo persigue a la izquierda sino que emplea los métodos más salvajes de guerra civil contra otras razas, principalmente contra los judíos. Nosotros siempre hemos luchado en primera fila contra todas las expresiones del nazismo y defenderemos incondicionalmente a los judíos.
Cuando uno pertenece a una raza o nación explotadora, en lucha contra una nación o nacionalidad oprimida, si es un marxista revolucionario consecuente, está por el derrotismo revolucionario. El mal menor es la derrota de su propio país o nacionalidad. Lenin estuvo a favor de la derrota rusa en la guerra ruso-japonesa y en la Primera Guerra Mundial, y por eso lo llamaron traidor, antirruso, racista, agente alemán. Y a nuestros camaradas judíos que combaten al sionismo los llaman traidores, renegados, antisemitas, por oponerse a la opresión y genocidio de los árabes y los palestinos por el Estado de Israel.
La opresión racial en Israel y Sudáfrica es una expresión moderna del barbarismo nazi, demuestra una vez más que donde hay capitalismo, el nazismo está a la vuelta de la esquina si no es detenido por el movimiento de masas.
Y aun sin llegar a los extremos monstruosos del nazismo y sus hermanos menores, el sionismo y el apartheid, el propio desarrollo económico del capitalismo conduce a los casos del nordeste brasileño y la India: enanismo, embrutecimiento progresivo y acumulativo.
“¿Quién oprime, quién es el oprimido?” Publicado en Conversaciones, 1986. Ediciones Antídoto, págs. 5/7.