Por UNIR, sección de la UIT-CI en Colombia
13/8/2025. El fallecimiento del parlamentario del Centro Democrático Miguel Uribe, víctima de un atentado que sufriera el pasado 7 de junio, pone de presente que, mediante este tipo de acciones, las fuerzas oscuras y las organizaciones políticas de la ultraderecha de la sociedad, pretenden crear las condiciones propicias para polarizar a niveles extremos la vida política nacional.
Con dicho dirigente político víctima de un atentado y su organización política de ultraderecha, tenemos distancias insalvables, por cuanto defendemos intereses de clases sociales diferentes. Ellos defienden a la oligarquía, a los explotadores, a los saqueadores, a los aliados de los gobiernos imperiales; mientras que los socialistas revolucionarios integrantes de UNIR, defendemos los derechos de la clase trabajadora, de los oprimidos y explotados de la sociedad, de los sectores sociales, étnicos y sexuales discriminados. No obstante, queremos dejar constancia que, desde nuestra posición revolucionaria y socialista, condenamos de manera categórica los atentados y la violencia como métodos en la lucha política. Son acciones que rechazamos, vengan de donde vengan, porque no hay nada progresivo en métodos que solo sirven para fortalecer a la reacción y justificar nuevos ataques contra el pueblo.
La historia de Colombia nos ha demostrado que la confrontación armada entre proyectos de élites ha significado muerte, despojo y sufrimiento para las mayorías trabajadoras y empobrecidas. Por tal motivo, no aceptamos, en ninguna circunstancia, que con el atentado y fallecimiento de Miguel Uribe se pretenda llevarnos de nuevo a épocas donde la guerra interna, el militarismo y las restricciones democráticas dominaron la vida política. Esa ruta solo sirve a los explotadores y a sus cómplices para reforzar su control y desviar las luchas populares.
Frente a este hecho, reafirmamos que la única vía capaz de conquistar las demandas históricas de nuestro pueblo está en la movilización social masiva, democrática y consciente, como lo hemos demostrado en los últimos diez años con las grandes jornadas de lucha en calles, carreteras, plazas y centros de trabajo. Hoy más que nunca reivindicamos el protagonismo de la clase trabajadora, la juventud, las mujeres, las comunidades indígenas, afrodescendientes y sectores empobrecidos, como motor de la transformación social.
Igualmente repudiamos las acusaciones lanzadas por la extrema derecha contra el actual gobierno, intentando culparlo política y materialmente de este crimen. La oposición burguesa no busca justicia ni verdad; sólo buscan utilizar el dolor para avivar la polarización reaccionaria, reinstalar la lógica de la guerra, aplastar la organización popular, restringir y reprimir las luchas, obtener ventaja electoral de cara a las elecciones presidenciales del año venidero y por añadidura también les sirve para reavivar la acción de las organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico, que hoy se frotan las manos preparándose para derramar la sangre de luchadoras y luchadores sociales ¡Por nada del mundo podemos ayudarles a reconstruir ese escenario de terror y antidemocracia!
Frente a este escenario, nuestra respuesta no es replegarnos, sino redoblar la movilización social masiva, democrática y combativa, como lo hemos hecho en la última década. Solo la fuerza organizada de las y los trabajadores, la juventud, las mujeres, los pueblos indígenas y afrodescendientes, puede imponer las transformaciones que necesitamos: tierra para quien la trabaja, empleo digno, salud y educación gratuitas, vivienda para todos y todas, derechos democráticos plenos y soberanía frente al imperialismo. Banderas que sólo serán conquistadas mediante la lucha, por la organización y la movilización revolucionaria y por verdaderos gobiernos de los explotados y los oprimidos, que no tengan por programa reformar el modelo capitalista, y que no defrauden a la población con vanas promesas electorales mientras insisten en pactar por arriba un Acuerdo Nacional con los responsables del desastre que hoy vive en el país.
Llamamos a rechazar las salidas individuales y armadas, y a abrazar la única vía capaz de derrotar a los explotadores: la lucha organizada, con un programa revolucionario que unifique las demandas justas y urgentes del pueblo trabajador. Hoy más que nunca, es necesario unir a todas y todos los luchadores, militantes, organizaciones y corrientes revolucionarias para construir un nuevo poder, distinto al decadente modelo capitalista-imperialista, y avanzar hacia un gobierno obrero y popular que abra el camino al socialismo con democracia obrera, igualdad y libertad real para las mayorías.
Bogotá, 11 de agosto de 2025
UNIDAD DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA – UNIR
Integrante de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional UIT-CI