Por Federico Novo Foti
21/08/2025. Trotsky fue uno de los principales dirigentes revolucionarios del siglo XX. Encabezó la primera revolución socialista triunfante de la historia junto a Lenin en Rusia. Su nombre está asociado a la lucha por el socialismo, la democracia obrera y el internacionalismo. Con su asesinato, Stalin intentó cortar la continuidad histórica de la lucha obrera revolucionaria. Pero su legado sigue vigente.
El 20 de agosto de 1940 León Trotsky recibió en su residencia de la calle Viena 19 en Coyoacán, México a Frank Jackson. El joven, introducido en el entorno de Trotsky como novio de una de sus colaboradoras, se había presentado con la excusa de intercambiar opiniones sobre un artículo. Jackson aprovechó un momento de descuido para atacar por la espalda al viejo líder revolucionario. Al día siguiente, Trotsky falleció por las heridas sufridas. Jackson, quien era un agente del servicio secreto soviético cuyo verdadero nombre era Ramón Mercader, había logrado consumar la sentencia dictada por José Stalin, líder de la URSS: “¡maten a Trotsky!”.
El asesinato del dirigente ruso fue la culminación de un acecho implacable, iniciado en 1927 con su destierro de Rusia, su exilio obligado por “el planeta sin visado” y el asesinato y persecución a sus seguidores, colaboradores y familiares.1
La causa de tal saña se encontraba en que, desde mediados de la década de 1920, Trotsky se había enfrentado a Stalin en su intento de consolidar su poder burocrático en la URSS. Se había opuesto, tras su formulación en 1924, a la concepción no marxista del “socialismo en un solo país” que abandonaba el internacionalismo y, desde 1935, a los “frentes populares” de conciliación con las burguesías en los partidos comunistas y la Tercera Internacional.
Entre 1936 y 1938, Stalin montó los “Juicios de Moscú”: una farsa judicial para exterminar a la vieja guardia dirigente del partido de Vladimir Lenin y a sus opositores. Trotsky fue el principal inculpado porque era el más destacado y consecuente dirigente opositor a la burocracia estalinista y encarnaba la continuidad del programa socialista revolucionario, la democracia obrera y el internacionalismo.
Una vida dedicada a la revolución socialista
León Davidovich Bronstein había nacido el 26 de octubre de 1879 en una aldea cerca de Odesa en Ucrania, región sometida por entonces al imperio zarista de Rusia. Siendo muy joven se hizo marxista. El régimen zarista rápidamente le impuso encarcelamientos y la deportación a Siberia. Se unió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso tras su primera fuga de Siberia, sumándose a la organización orientada por Lenin.
En la revolución de 1905 fue el máximo dirigente del soviet (consejo democrático de obreros) de San Petersburgo, capital del imperio. En su balance, tras la derrota, plasmó por primera vez su “teoría de la revolución permanente”. Afirmaba que la clase obrera de las ciudades, acaudillando al campesinado pobre, era la única clase capaz de encabezar la revolución democrática burguesa en el país y que al tomar el poder podía avanzar hacia el socialismo, transformando las condiciones de vida en el campo y las ciudades.2
Trotsky fue también parte de la minoría internacionalista que, con Lenin, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, rechazó la traición de la Segunda Internacional, cuando ésta apoyó la guerra interimperialista en 1914 y pronosticó que los años venideros presenciarían la era de la revolución social.3
En efecto, en febrero de 1917 estalló la revolución en Rusia. Tras el derrumbe del régimen zarista, asumió el gobierno una coalición de la burguesía liberal y partidos reformistas. Pero, a su lado, resurgieron los soviets desafiando su poder. Trotsky logró retornar de su exilio forzado, fue incorporado en la conducción del soviet de Petrogrado (ex San Petersburgo) e ingresó al Partido Bolchevique de Lenin.
La revolución permitió una rápida confluencia entre ambos dirigentes. Lenin había logrado que el partido no diera su apoyo al Gobierno Provisional burgués y asumiera la pelea por un gobierno obrero, apoyado en los campesinos, lo que sería el preludio de la revolución socialista internacional. Los bolcheviques, con Lenin y Trotsky, fueron ganando cada vez más peso y lograron la mayoría en los soviets. Finalmente, Trotsky fue designado responsable del Comité Militar Revolucionario del soviet que organizó la toma del poder el 24 de octubre, consumando la primera revolución obrera socialista triunfante de la historia.
En el gobierno de los soviets, Trotsky ocupó distintos cargos y encabezó el Ejército Rojo, que derrotó en la guerra civil al Ejército Blanco, la coalición de ejércitos imperialistas. Tras la muerte de Lenin, en 1924, y con la consolidación del aparato burocrático, encabezó la Oposición de Izquierda contra el abandono del programa socialista revolucionario por el estalinismo.
Ante el ascenso del fascismo y el nazismo en la década de 1920, Trotsky batalló por la unidad del movimiento obrero para enfrentarlos, en abierta oposición a la política divisionista de la socialdemocracia y de la burocracia estalinista.4 Pero la llegada al poder del líder nazi Adolf Hitler, en enero de 1933, llevó a Trotsky a la conclusión de que la Tercera Internacional había muerto y era necesario fundar una nueva organización socialista revolucionaria mundial.
Su legado revolucionario sigue vigente
En 1938, aún bajo terribles condiciones de la persecución estalinista, Trotsky se abocó a uno de los desafíos más importantes de su vida: la fundación de la Cuarta Internacional, el partido de la revolución socialista mundial, para dar continuidad al hilo rojo de la lucha revolucionaria. Su “Programa de Transición” afirma que bajo el capitalismo decadente “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria”.5 Poco después sería asesinado, asestando un duro golpe al movimiento trotskista, profundizando la crisis de dirección.
A 85 años del asesinato de Trotsky, el capitalismo sigue condenando a millones a la pobreza en todo el mundo, promueve el ascenso de la ultraderecha y el genocidio de Israel contra el pueblo palestino. Frente a la barbarie capitalista las enseñanzas y el legado de Trotsky continúan teniendo enorme actualidad. Sigue planteada la lucha sin concesiones contra las gobiernos burgueses y sus medidas de ajuste contra el pueblo trabajador, la unidad para enfrentar a la ultraderecha y el repudio mundial al genocidio en Gaza. Y para lograr una salida de fondo es necesario unir a los revolucionarios, reconstruir la Cuarta Internacional y partidos revolucionarios para conquistar gobiernos de trabajadoras y trabajadores que luchen por el socialismo mundial. A esa titánica tarea nos dedicamos tenazmente desde Izquierda Socialista.
1. León Trotsky. Mi vida. Ediciones Antídoto, Buenos Aires, 1996. Disponible en www.marxists.org
2. Ver León Trotsky. “La revolución permanente”. Yunque, Buenos Aires, 1974. www.marxists.org
3. Ver León Trotsky. La guerra y la Internacional. Tomos I y II. CEHuS, Buenos Aires, 2014.
4. Ver León Trotsky. La lucha contra el fascismo en Alemania. Tomos I y II, Ediciones Pluma, Buenos Aires, 1974. www.marxists.org
5. León Trotsky. Programa de Transición. Ediciones El Socialista, Buenos Aires, 2007. www.marxists.org