Por Lucha Internacionalista, sección de la UIT-CI del Estado español
13/10/2025. Es el momento de aumentar la movilización y salir masivamente a la huelga general del 15. Para imponer un verdadero embargo de armas y una ruptura de relaciones con el estado genocida de Israel. Porque la agresión sionista contra el pueblo palestino no se ha acabado, ni en Gaza ni en Cisjordania ni en la Palestina del 48.
La firma de la primera fase del Plan Trump es una tregua: liberación de los rehenes, de casi 2000 prisioneros/as palestinas, retirada del ejército sionista del 47% del territorio de Gaza, y entrada de ayuda. Miles de palestinas han salido a las calles a festejar el alto el fuego, e inmediatamente, centenares de miles han emprendido el regreso hacia el norte. El plan de expulsión masiva anunciado por Trump en febrero y ratificado por Netanyahu tiene que retroceder ante la resistencia palestina, el agotamiento militar sionista y el aislamiento internacional creciente producto de enormes movilizaciones.
Los y las palestinas toman aire, mientras crecen las cifras de destrucción y muerte de la maquinaria asesina que ha recurrido a todos los crímenes imaginables. Netanyahu, incapaz de liberar a los rehenes por la fuerza, tiene que acabar negociando con Hamás. Trump a quien el paso del tiempo le empieza a crear problemas políticos, exige a Netanyahu que dé un paso atrás en la ofensiva, y que no pierda la última oportunidad de que los rehenes puedan regresar a Israel. Crecen de nuevo las tensiones en el seno del gobierno sionista: los socios de ultraderecha que apuntalan a su gobierno ya han rechazado el plan de Trump.
El Plan de Trump en tres fases, es un ultimátum para constituir un protectorado imperialista en Gaza: exige la rendición y el desarme de la resistencia, un desmembramiento más de Palestina con la separación política y administrativa de Gaza de Cisjordania, y la constitución de un gobierno tutelado por Trump y Blair, con presencia de tropas internacionales, de países árabes y musulmanes.
En la segunda fase, que se negociará cuando se cierre la primera, se abordará el desarme de la resistencia, la salida de las tropas israelíes de la Franja, la formación del gobierno y planes de reconstrucción. Hamás, la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina ya han anunciado que no se desarmarán si no es entregando las armas a un Gobierno palestino para crear su estado palestino y también que rechazan un gobierno de tutela extranjero. Por su parte el gobierno sionista ha afirmado que no retirará las tropas sin el desarme completo de la resistencia palestina y que no contempla en el futuro ningún estado palestino. Un esquema que nos recuerda las fases del alto el fuego de enero-marzo del 2025, que Netanyahu rompió unilateralmente. Con la visita de Trump a Israel y Egipto para firmar el acuerdo, se escenificará una vez más que Israel hoy no es más que el 51 estado norteamericano levantado sobre la ocupación de la tierra Palestina.
Mientras toda la atención está en Gaza, en Cisjordania y Jerusalén, los colonos y el ejército no dejan de asediar los pueblos palestinos con total impunidad y expandir nuevas colonias. Once mil presos y presas palestinas se hacinan en cárceles de tortura en las que crece el número de asesinatos. El campo de refugiados de Yenín, donde vivían más de 20.000 palestinos está hoy ocupado por el ejército israelí que lo utiliza como base de entrenamiento en la lucha urbana. Los miles de desplazados/as a los que no se permitió llevarse nada de sus casas, malviven amontonados en espacios sin recursos. Los asentamientos ilegales son reconocidos rápidamente por el gobierno.
Continuar y profundizar la movilización es imprescindible.
¿Por qué ahora el plan de Trump? El plan se presenta como un salvavidas a Netanyahu después de que se escenificara en la ONU el mayor aislamiento internacional de toda la historia de Israel, resultado directo de la creciente presión sobre los gobiernos del movimiento de masas mundial en solidaridad con el pueblo palestino, que les exige aislar a los genocidas y sus cómplices. El plan se presenta cuando vence el plazo que dio el gobierno israelí a sus tropas para conquistar Ciudad de Gaza y está lejos de conseguirlo, sin tampoco poder liberar rehenes, y cuando hay signos de agotamiento y dificultades de reemplazo de las tropas sionistas.
Para que el plan tuviera credibilidad era necesario que lo apoyaran el coro de países árabes y europeos que días atrás boicotearon a Israel, muchos de ellos habiendo reconocido el estado palestino. Y una vez más, empezando por Sánchez y los jeques árabes se plegaron como súbditos y salieron a aplaudir al emperador Trump. Agotado Catar, un nuevo actor entra en escena como principal interlocutor con Hamás: el presidente turco Erdoğan, que tiene sus propios intereses en la región.
Los rehenes nunca fueron garantía contra los ataques porque desde el minuto uno Netanyahu aplicó la directiva Aníbal, por la que la prioridad era evitar que el enemigo tuviera prisioneros/as, al precio de su muerte. Por ello las familias de los rehenes se han manifestado masivamente contra la política de guerra de Netanyahu y hoy dan las gracias a Trump y abuchean a Netanyahu.
Mientras el pueblo palestino resiste, nuestra tarea solidaria sigue siendo la de romper la telaraña de complicidades que sostienen el estado de Israel y su genocidio. Los avances en los posicionamientos de los gobiernos han sido fruto de las movilizaciones históricas en todo el mundo: la huelga general masiva del 3 de octubre en Italia ha sido muy importante. Las enormes movilizaciones de los pasados 2 al 4 en el Estado español que salían también por la libertad de los integrantes de la Flotilla secuestrados por el estado de Israel.
Nada está resuelto, ni siquiera que dejen de caer bombas sobre Gaza o que cese el robo de tierras en Cisjordania y Jerusalén. No habrá paz con justicia sin la reconstrucción de Gaza, sin recuperar las tierras robadas, sin el castigo a los responsables de crímenes de guerra y genocidio, sin el fin del apartheid. No habrá paz hasta que se acabe el estado racista y colonial de Israel y se levante una Palestina única, libre democrática, no racista, a la que pueda regresar la diáspora palestina, en la que los y las palestinas, sean musulmanes, judíos, cristianos… tengan los mismos derechos y libertades. Queda todo por hacer y mientras el pueblo palestino resiste, nuestra tarea es movilizarnos. Palestina es hoy el símbolo de la lucha de todos los pueblos contra la barbarie imperialista. De esa lucha depende también nuestro futuro.
Todos y todas a la huelga del 15.
Embargo real de armas y ruptura de relaciones a todos los niveles con Israel
Palestina libre, desde el rio hasta el mar.
Lucha Internacionalista, sección de la UIT-CI del Estado español
11/10/2025.