Por: Miguel Lamas
El corrupto y proempresarial presidente Michel Temer de Brasil batió todos los récords de impopularidad, ¡nada más un 3% lo apoya! Sin embargo, no solo se mantiene en el poder sino que además está aplicando un brutal plan de ajuste antiobrero y antipopular. Temer destina la mitad del presupuesto a pagar la deuda fraudulenta a los banqueros, congeló los presupuestos para salud y educación, y legalizó el trabajo esclavo en una situación social cada día más difícil, con millones de desocupados y destrucción de universidades públicas. También contempla grandes privatizaciones de puertos, aeropuertos y empresas de energía y petróleo.La nueva ley de trabajo, aprobada en junio (que Macri toma como ejemplo para aplicar en Argentina), da preeminencia a los acuerdos negociados por sector o empresas sobre la legislación vigente, prevé igualmente la posibilidad de dividir las vacaciones hasta en tres periodos y autoriza la «jornada intermitente», con el pago de salarios sobre una base horaria o por jornada, y no mensual. También congela el gasto público por 20 años y pretende alargar la edad jubilatoria.
Si este presidente corrupto y odiado por el pueblo logra seguir gobernando es porque está sostenido por la existencia de un acuerdo nacional con los principales partidos, incluido el PT, que sigue controlando a la mayor central sindical -la CUT-, para frenar los juicios por corrupción (coimas de las grandes empresas a los gobernantes, presidentes, ministros, diputados y gobernadores) que afectan a todos, incluidos el propio Temer, y Lula, principal candidato opositor. El objetivo de este último es presentarse a las elecciones del próximo año para recuperar el poder para el Partido de los Trabajadores. Pero no para gobernar a favor de los trabajadores, sino para seguir al servicio de los grandes empresarios y el imperialismo, cobrando sus jugosas coimas y salvarse de ir preso por corrupción.
Este gran acuerdo fue el que frenó la lucha social e impidió que continuaran las movilizaciones nacionales. Pero no pudo impedir huelgas sectoriales muy importantes.
Ahora, desde la izquierda, el congreso de la central obrera combativa Conlutas y muchas organizaciones en lucha, como trabajadores universitarios, municipales de diversas ciudades, obreros metalúrgicos, entre otros, se está coordinando una jornada de lucha para el 10 de noviembre, exigiendo a las centrales sindicales que convoquen ese día a una huelga general por ¡fuera Temer, sus reformas y todos los corruptos! ¡Prisión para los corruptos! ¡Dinero para salario, salud y educación, no para la deuda externa e interna!
La CST/PSOL (sección de la UIT-CI) señala que además de volver a las calles, hay que construir una alternativa política contra Temer, Lula y los demás candidatos tanto de la derecha como del PT. En ese camino propone que el PSOL, el PSTU y el PCB (los tres partidos de izquierda más importantes) convoquen a la unidad en un frente de izquierda, creando un tercer campo de izquierda y socialista.
Aunque las centrales más grandes no convocan al paro general, esta jornada de luchas y paros tendrá importante repercusión y será un paso fundamental para presionar desde las bases y continuar la movilización con nuevos paros generales en apoyo a los que luchan.