Por UIT-CI
Un aumento del 38% en el precio de la gasolina, 47% en el gasoil y 51% en el querosén, generó una masiva respuesta del pueblo haitiano, que desde el 6 de julio salió a las calles de Puerto Príncipe, Cap-Haitien, Petit Goave, Les Cayes y Jacmel. Dos estaciones policiales fueron incendiadas, numerosas barricadas se levantaron y las calles fueron tomadas por el pueblo trabajador, en un genuino levantamiento contra la medida pactada por el gobierno de con el Fondo Monetario Internacional el pasado mes de febrero, como parte de un plan de ajuste.
Particularmente el aumento del querosén es una medida profundamente antipopular, pues para gran parte de la población sin acceso a gas doméstico ni electricidad es un combustible indispensable para cocinar.
Ante la presión popular, sectores del parlamento se reubicaron contra el aumento de los combustibles y al día siguiente del estallido social el gobierno anunció que se suspende indefinidamente la medida.
El gobierno del empresario derechista Jovenel Moïse acusa una gran debilidad. Llegó al poder luego de dos elecciones fraudulentas, una en 2015 y su repetición en 2016; ambas fueron impugnadas y repudiadas por grandes movilizaciones. Su juramentación ocurrió recién en enero de este año. Es el heredero directo de más de trece años de ocupación militar por parte de las tropas de la Minustah, contingente enviado por la ONU para sostener al régimen surgido del golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide en 2004. El año pasado la Minustah anunció su disolución para dar paso a un contingente policial multinacional de menor tamaño, la Minujusth. Además de ello, el financiamiento petrolero brindado por el gobierno venezolano, un importante subsidio que benefició al régimen heredero del golpe durante más de una década, ha menguado como consecuencia de la crisis en el país suramericano.
A todo esto se suma una crisis en las fuerzas policiales, que se acuartelaron, negándose a responder a las órdenes represivas del gobierno. En ese marco, el descontento popular se ha desbordado y no se limita al tema de los combustibles sino que exige la salida del gobierno títere del FMI y el imperialismo.
Las tropas de ocupación de la Minustah acumularon un prontuario terrible de abusos contra los derechos humanos, la generación de una epidemia de cólera, y abusos sexuales. Estaban integradas principalmente por tropas latinoamericanas provistas por los gobiernos «progresistas» de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia, entre otros. Es fundamental la solidaridad internacional para exigir que la Minujusth no reprima al pueblo haitiano y exigir su retirada del país.
Pese a su gran masividad, la revuelta popular carece de una dirección política. Es imprescindible construir organismos autónomos de lucha que levanten un programa político para sacar a Haití de la terrible situación económica y social a la que fue conducida por siglos de invasiones y agresiones militares, dictaduras oligárquicas, políticas de saqueo y superexplotación al servicio de la burguesía y el imperialismo. Llamamos a la solidaridad de todos los trabajadores y los pueblos con Haití, en defensa de su derecho a la autodeterminación y a librarse de un gobierno antipopular impuesto por tropas de ocupación. Por una salida obrera y popular a la crisis que arranque por el desconocimiento de la ilegítima deuda externa, cuyo origen perverso se remonta a la retaliación del colonialismo francés ante la revolución haitiana y el surgimiento de la primera nación independiente del Caribe.
¡Que viva la lucha del pueblo trabajador haitiano!
¡Abajo el gobierno títere de Jovenel Moïse!
¡No a la intervención militar extranjera en Haití, fuera la Minujusth!
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
7 de julio de 2018