Por Partido de los Trabajadores (Bolivia)
En el marco del 70 aniversario la revolución de 1952 en Bolivia, nuestros compañeros de la Alternativa Revolucionaria del Pueblo Trabajador (Arpt), sección boliviana de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional y el Partido de los Trabajadores, realizaron el pasado 10 de abril, un programa especial a través de Radio Rebelión. En el programa, además de ser un homenaje a la lucha de la clase obrera, se exponen las conquistas de ese gran triunfo de los trabajadores, y se hace un balance con las enseñanzas del mismo, sus repercusiones, el contexto internacional y el posterior retroceso a causa de la entrega del poder al MNR y Paz Estenssoro, así como los desafíos actuales.
Los ponentes en el programa fueron: Humberto Balderrama, profesor universitario, dirigente del PT y de Arpt; Jorge de la Rocha, maestro urbano y dirigente del PT; Gualberto Arenas, secretario general de la Csutcb Orgánica; Eeliseo Mamani, exejecutivo del magisterio rural paceño; Abel Doria Medina, minero de Huanuni, del PT; Miguel Lamas, de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), invitada especial Mercedes Petit, dirigente de Izquierda Socialista de Argentina, de la UIT-CI.
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Hace 70 años, el 9 de abril de 1952, las milicias mineras, obreras y campesinas derrotaron al ejército de la rosca (oligarquía), dominaron La Paz e iniciaron la gran revolución, cuyas enseñanzas siguen presentes. En 1952, Bolivia tenía 3.100.000 habitantes, 23% urbanos y 77% rurales. El 90% analfabeto, sin derecho a voto. La tierra estaba en manos de unos pocos oligarcas y la masa indígena reducida al “pongaje” (servidumbre, trabajo gratuito para el terrateniente). Pero también tenía la minería de estaño más moderna, concentrada en tres grandes compañías, las de Patiño, Aramayo y Hoschild, asociados a empresas yanquis e inglesas, con 40.000 obreros mineros superexplotados.
En junio de 1946, un golpe derrocó y asesinó a Gualberto Villarroel, un militar nacionalista que intentó cierta independencia frente al imperialismo. La Rosca Minera, con el apoyo norteamericano y el PIR (antecesor del PC stalinista) colaboraron con el golpe. En noviembre de ese año se realizó un Congreso Extraordinario de la Federación de Trabajadores Mineros que votó las “Tesis de Pulacayo” propuestas por el Partido Obrero Revolucionario, en las que declaran su oposición al gobierno de la “rosca” y proclaman la lucha por el socialismo y el gobierno de los trabajadores.
En 1951, aunque solo votaba el 10 % que sabía leer, ganó las elecciones presidenciales el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), un movimiento pequeño burgués con definiciones antiimperialistas, encabezado por Víctor Paz Estenssoro. La “rosca” de magnates mineros dio un golpe de estado militar, negándose a entregarles el poder. Mientras Víctor Paz Estenssoro, exiliado en Buenos Aires, intentaba negociar con los militares, Juan Lechín, dirigente minero perteneciente al MNR, llamó a los trabajadores a levantarse.
En abril de 1952 estalla la insurrección. Los obreros de Villa Victoria y numerosos vecinos iniciaron la revuelta a la que se unieron el Cuerpo de Carabineros y Policías. Los mineros llegaron a La Paz armados con dinamita, asaltaron el arsenal central y luego la base aérea, consiguieron armas y resistieron el bombardeo de la ciudad por el ejército. A los tres días, el ejército se había desmoronado ante el poder de las milicias armadas, obreras y campesinas que dominaban La Paz, Oruro y el país. Pocos días después, el 17 de abril fue fundada la Central Obrera Boliviana.
Le regalan la presidencia a Paz Estenssoro
Los trabajadores tenían las armas, fuertes sindicatos, fundan la COB (Central Obrera Boliviana), tomaron el control de las minas y decidían sobre el abastecimiento de alimentos y el transporte y se cimentaba en la milicia obrera y en poderosos sindicatos de base mineros, fabriles y pronto adhirieron a la COB sectores campesinos, que funcionaban con asambleas de base, en organizaciones indígenas y sindicatos campesinos. El principal dirigente de la COB era Juan Lechín (que era del MNR), que compartía la dirección con el POR (Partido Obrero Revolucionario), el cual respondía entonces a las posiciones de Michel Pablo y Ernest Mandel, (corriente de la Cuarta Internacional que hoy se denomina Secretariado Unificado). Estaban dadas todas las condiciones para que la COB asumiera formalmente el poder. Pero su dirección convocó a Paz Estenssoro, que volvió del exilio el 14 de abril, a quien le regalaron la presidencia. La movilización obrera y campesina seguía presionando. Se logró la nacionalización de todas las minas. Los campesinos se alzaron, ocuparon las haciendas en el altiplano y los valles, echaron a los terratenientes y recuperaron las tierras. Se logró el voto universal, incluyendo a las mayorías indígenas y mujeres. Pero el MNR en el poder muy pronto pactó con la burguesía y el imperialismo. Nombró ministros a Lechín y a otros dirigentes de la COB, pero al servicio de mantener la propiedad y el régimen económico burgués capitalista. Pactó con el FMI y entregó el petróleo, nacionalizado desde la década del treinta, a los yanquis. En el Oriente del país el MNR repartió las tierras indígenas entre sus dirigentes y amigos. Aunque tardaron diez años, lograron desarmar las milicias y, con asesoramiento y armas yanquis, recomponer el ejército burgués.
En 1964, un nuevo golpe militar impuso la dictadura del general René Barrientos, cerrando así uno de los capítulos revolucionarios más importantes de la historia latinoamericana.
Podían gobernar los obreros y campesinos
La gran lección de 1952 es que los trabajadores, campesinos e indígenas, podrían haber asumido el poder político con la COB, las milicias y los sindicatos, y hacer el cambio de fondo definido en las tesis de Pulacayo: expropiar al conjunto de los grandes capitalistas y terratenientes e iniciar la construcción de una economía de verdadero socialismo dirigido directamente por los sindicatos y organizaciones de base, convocando a los trabajadores latinoamericanos a hacer lo mismo. Tres años antes había triunfado una revolución de los campesinos pobres en China que había expropiado a los capitalistas y terratenientes. El imperialismo estaba empantanado en la guerra de Corea intentando frenar la revolución asiática. La conquista de todo el poder por la COB y una revolución socialista en Bolivia hubiera desatado una revolución latinoamericana. El camino de pactar con intereses capitalistas y transnacionales, llevó a la derrota. Juan Lechín -y también la dirección del POR y del PC stalinista de entonces- son responsables de haber llamado a la clase obrera y a los campesinos a confiar en Paz Estenssoro en vez de asumir el poder con la COB.
Recuerdos de Domitila Chungara
“Mi papá me anunció que se iba lejos, de comisión. Había comprado víveres. Me pidió que cuidara a mis hermanas… Al día siguiente vi a las mujeres sentadas en las calles, llorando. Decían que los hombres habían ido a luchar. Poco después, una mañana, empezaron a tocar las campanas, las sirenas y la gente salía y gritaba ‘¡Hemos ganado! ¡Hemos destruido al Ejército!´ Y a la noche, llegó primero la banda con sus estandartes… todos en fila, con sus guardatojos (cascos) brillando, varias filas de mineros. Estaba mi papá con su fusil cruzado… ‘Papi, papi’. Me miró con mucha alegría y me dijo: ‘Hemos ganado, hijita, nunca más ahora los niños van a andar descalzos’. Y empezaron las medidas económicas para los obreros: bonos de producción, subsidio familiar, cajas de seguro social. Ya todos podíamos ir al hospital…”
(Entrevista realizada en junio 2011, publicada en Página12 de Buenos Aires. Domitila, célebre por haber encabezado una huelga de hambre de mujeres de mineros contra la dictadura de Banzer en 1978, falleció en Cochabamba en marzo del 2012).