Por Prensa UIT-CI
Entrevista con Alexander Hall Lujardo
12/6/2024. La revista Correspondencia Internacional de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores–Cuarta Internacional (UIT-CI) y de las redes de su sección en Argentina, Izquierda Socialista, realizamos un reportaje al joven historiador Alexander Hall Lujardo, que es integrante de la izquierda crítica cubana y activista afrocubano por el socialismo democrático. Esta entrevista se produce en medio del impacto en los recortes de energía, así como de la crisis social que se vislumbra en Cuba.
Prensa UIT-CI: La noticia de los apagones prolongados en Cuba en estos últimos meses dan indicios de que existe una crisis económica y social muy grave. Incluso hubo en marzo grandes protestas. ¿Cómo percibes la situación?
Alexander Hall: Efectivamente, en Cuba existe una crisis sistémica multidimensional, que afecta a la mayor parte del pueblo cubano. Esta se expresa de modo especial en las afectaciones al suministro de energía eléctrica a la población, cuya inestabilidad dificulta de modo severo las condiciones de vida. Desde el mes de marzo, por ejemplo, se producen apagones en La Habana de cuatro horas diarias. En el interior, en ocasiones, los períodos de corte transcurren entre las doce y dieciocho horas. Es de una sensibilidad enorme, porque significa no tener suministro durante la mayor parte del día. Ello afecta las actividades del hogar, la industria, la educación, el abasto de agua, los comercios y la economía. En un país tropical, donde las temperaturas pueden alcanzar los 40º Celsius, las condiciones del tiempo demandan el uso de ventiladores, bebidas frescas y equipos de refrigeración para conservar los alimentos, en medio del azote que significa la escasez de productos como consecuencia de la inseguridad alimentaria.
Prensa UIT-CI: ¿Y a qué se debe el agravamiento de la crisis o del colapso energético?
Alexander Hall: Existe un colapso energético desde hace varios años. El Gobierno argumenta la falta de materiales, debido al bloqueo/embargo impuesto por las sucesivas administraciones estadounidenses, reforzado bajo el mandato del presidente republicano Donald J. Trump. Este argumento resulta parcialmente válido, puesto que dicho marco de sanciones dificulta y encarece tanto el acceso a divisas, como la adquisición de materiales para la modernización de la infraestructura. Sin embargo, esa limitante no constituye la única causa de la crisis, dado que esta se combina con el predominio de una tecnología de generación obsoleta, en un sector donde las inversiones que se realizan parecen ser solamente las imprescindibles.
La mayor parte de la maquinaria existente se remonta a la época de la URSS, puesto que cuentan con varias décadas de explotación. De tal manera, no se renueva con la calidad requerida, acorde a los estándares tecnológicos actuales y además, carecen del adecuado mantenimiento. Por otra parte, el país posee una reducción notable en su disponibilidad de combustibles. Este aspecto está relacionado con la crisis que sufren las naciones abastecedoras, fundamentalmente Rusia y Venezuela, quienes enfrentan escenarios internos convulsos. Dicha realidad les obliga a reducir sus envíos a Cuba, bajo los acostumbrados precios subsidiados y/o preferenciales en sus acuerdos de comercialización con la Mayor de las Antillas. Todo ello es relevante, pero no se debe obviar que los incumplimientos de la isla son notorios, debido al elevado endeudamiento y déficits en sus divisas, que le impide dar cauce a la totalidad de sus obligaciones financieras. Tales razones, indican que existe una pésima gestión administrativa, al tiempo que predomina un escenario de opacidad en las arcas del Estado, lo cual evidencia signos de corrupción en las esferas del Gobierno, puesto que los fondos públicos no se someten a la fiscalización de la ciudadanía.
En tal sentido, hace apenas unas semanas, la Contralora General de la República de Cuba Gladys Bejerano Portela, manifestó en una entrevista al medio de prensa EFE, que el Grupo de Administración Empresarial de las fuerzas armadas (Gaesa), —ente que controla los sectores más rentables de la economía nacional—, no se somete al escrutinio público de la máxima entidad en el país, encargada de velar por el orden en materia de transparencia contable y financiera. Lo anterior, refleja la escasa garantía de confiabilidad predominante en la alta jefatura del sistema, puesto que se maneja de forma centralizada y discrecional gran parte del presupuesto del Estado, al que contribuyen los ciudadanos con sus impuestos y riquezas generadas como resultado de su trabajo productivo.
Por si todo ello fuera poco, existe una enorme contradicción en la distribución del presupuesto nacional, puesto que se dedica desde el comienzo de la etapa pandémica un alto porcentaje a la industria del turismo, cuando la Isla posee niveles históricos de baja ocupación hotelera. Es insólito que en medio del contexto de grave crisis económica, una gran parte de esos fondos se destinen a la construcción de hoteles de lujo. Semejante matriz persiste sin una razón política o económicamente racional que la sustente. En su lugar, sería más coherente renovar el fondo habitacional de la nación, que posee un déficit cercano al millón de unidades, reactivar la infraestructura, diversificar la industria nacional, facilitar créditos para la producción de alimentos o modernizar el sistema electroenergético, con énfasis en las fuentes renovables de energía; de acuerdo a los valores ecológicos que debe caracterizar a un Estado socialista comprometido con la conservación del planeta.
Prensa UIT-CI: Sobre eso te quería preguntar. Según las propias publicaciones que vienen de Cuba, pese a la crisis del turismo, incluso después de la pandemia del Covid-19, esos porcentajes altos del presupuesto nacional que dices, se siguen dedicando a la construcción de hoteles de alta gama. Por ejemplo, una publicación cubana indica que el año pasado se le otorgó un 60% del presupuesto a la provincia de Sancti Spíritus especialmente dedicada a la construcción de un hotel 5 estrellas de una empresa española, específicamente el Hotel Meliá Trinidad. Llama la atención esta desigualdad, cuando creo que no se construyen viviendas baratas, no se compra combustible o no se repara la maquinaria para energía. Cuestiones básicas.
Alexander Hall: Exacto, ese es un ejemplo de funcionamiento corrupto sobre el uso de los fondos nacionales de carácter público, lo que constituye una burla a los principios republicanos sustentados en la democracia participativa, sobre los que se construyeron los ideales de la soberanía nacional. Sin lugar a dudas, existe una corrupción a todas luces por las instancias dirigentes del Partido/Estado y la burocracia del Gobierno, encabezada por la corporación monopólica-empresarial Gaesa, que es el gran conglomerado que financia a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Este complejo incluye diversas áreas del turismo, —aunque es Gaviota su empresa representativa, que cuenta con una diversidad de servicios—, dicha extensión llega también a otras áreas como es la red de servicentros-gasolineras existente a lo largo del país; a la vez que su control incluye marinas, bancos, aerolíneas, cadenas de ómnibus, restaurantes, renta de autos, red de tiendas minoristas en moneda libremente convertible (MLC), entre otros. Es importante destacar que gran parte de los servicios que ofrecen sus instalaciones, resultan de difícil acceso para las/os trabajadoras/es cubanas/os, quienes perciben la totalidad de su salario en la devaluada moneda local.
Esa deformación sistémica, traducida en el manejo autoritario, irracional y centralizado de la economía, constituye la principal responsable de la crisis general que enfrenta la sociedad, combinado con una actual ausencia de credibilidad política en el liderazgo gobernante. Las condiciones peculiares del escenario cubano permiten afirmar entre economistas, politólogos, historiadores y estudiosos de las ciencias sociales, que en las actuales condiciones, Cuba se encuentra en un proceso de transición neo-capitalista oligárquica que avanza aceleradamente hacia la privatización de la mayor parte de los actores económicos del país, salvo esferas que las instancias del Estado/Gobierno aún considera estratégicas.
La crisis general de la sociedad también posee serias consecuencias demográficas que se expresan en la emigración entre 2022-2024 de más de 550 mil cubanas y cubanos a los Estados Unidos, lo que acumula una emigración superior al millón de habitantes en ese país. No obstante, las valoraciones de ciudadanos que partieron a instalar su residencia en otros lares, como países de América Latina y Europa, según expertos en el área de la demografía, estiman que para el próximo censo nacional, la población cubana residente en la isla se encuentre por debajo del umbral de los 10 millones de habitantes.
Las características de esa migración, predominantemente joven, sumado a la baja natalidad y tasas de mortalidad que posee una nación envejecida, apuntan no solo al predominio de una fuga de talentos en el país; sino además, a un deterioro en la innovación y la eficiencia en los procesos productivos, tecnológicos e industriales. En dicho análisis, no debe obviarse que Cuba cuenta con mano de obra altamente calificada, debido a la amplia cobertura social en materia educativa. Esta última, a su vez, experimenta severos retrocesos en los últimos años en cuanto a niveles de calidad, debido a los bajos salarios, la partida de profesionales y las carencias económicas tanto en la base material de estudio como en la preparación docente, así como en las deterioradas condiciones de las escuelas.
Prensa UIT-CI: Esta migración masiva de cubanas y cubanos también está ligado a la agudización de la crisis económica porque el Gobierno viene aplicando un ajuste con el argumento de “perfeccionar el socialismo”. Pero está implementando reformas similares a las que se adoptan en otros países de Latinoamérica. Por lo que vimos, hubo un aumento de casi el 400% en el precio de los combustibles, que afecta a todos los sectores de la sociedad, sobre todo se refleja en el precio del transporte y los alimentos. ¿Cómo lo ves?
Alexander Hall: Los ajustes económicos implementados por el Gobierno no se diferencian en sus consecuencias sociales a los implementados por los regímenes neoliberales de otros países en la región. Los resultados luego del denominado “ordenamiento monetario” saltan a la vista. Con la teórica intención de elevar los salarios, unificar la moneda y eliminar la multiplicidad cambiaria, la jefatura partidista decidió llevar a cabo una serie de transformaciones estructurales (esperadas durante más de una década), pero acometidas durante un difícil transcurso en materia económico-social. Según expertos como el economista Carmelo Mesa-Lago, el período ideal para la realización de estas transformaciones, fue la etapa de mayores subsidios por concepto de importación petrolera ofrecido por Venezuela durante la presidencia de Hugo Chávez, cuyos beneficios se calculan en miles de millones de dólares.
El resultado de la devaluación acometida en enero de 2021 resultó de un costo social enorme, al realizarse en medio de los enormes gastos para afrontar la pandemia y con problemas estructurales e históricos no resueltos: la decadencia de la industria azucarera, los elevados gastos no declarados hacia la esfera militar, la escasez en la producción de alimentos, el deterioro de la industria ligera, el permanente subsidio a empresas estatales con pérdidas contables y la crisis de insumos. Ese complejo entramado de relaciones, creó las condiciones para el desate de una tormenta generadora de inflación monetaria, recesión económica y pobreza generalizada.
El Gobierno declaró que al cierre del año 2023 la Isla poseía una inflación anual acumulada del 30%, lo cual constituye una estrategia para ocultar los estimados reales, al manejar cifras en el entorno de los dos dígitos. Sin embargo, según los cálculos de expertos en materia económica al borde de las instituciones estatales, como son los casos de Pavel Vidal Alejandro, Mauricio De Miranda Parrondo y Ricardo Torres Pérez, en el primer semestre de 2024 la inflación acumulada en Cuba, se encontraba situada entre el 400 % y el 600%.
El comienzo del 2024 estuvo marcado por otro paquete de medidas con la intención de eliminar el subsidio hacia productos como el gas, la electricidad y la gasolina, lo que tuvo un impacto directo en el alza de los precios, así como en la pérdida de la capacidad adquisitiva de la moneda local. En tal sentido, implicaron un aumento en el entorno del 450 % para los combustibles, además del alza en la transportación interprovincial equivalente al 400 %, el ferrocarril en 600 % y los boletos para vuelos internos hasta un 468 %. Este contexto de restricciones, inestabilidad política e incertidumbre económica, provocó un aumento de la pobreza, que según estimaciones del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), en el 2023 se encontraba cercano al 88 % de la población cubana.
Las consecuencias sociales de la crisis se reflejan también en una caída superior a los 5 años en la esperanza de vida en la última década, según previsiones del economista y demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos. Téngase en cuenta que en 2013, este indicador tenía un promedio de 75 años para las familias cubanas. Sin embargo, actualmente, varios expertos consideran que se encuentra situada por debajo de los 70 años. No obstante, entre la población negra y mestiza, este indicador se reduce como promedio hasta los 65 años de edad en el sector masculino, como resultado de sus condiciones de vida, déficits de alimentación, precariedad laboral, entre otros factores.
Los efectos de la crisis se extienden también a otros ámbitos como son los sectores de la educación y la salud, que junto a la ausencia de materiales y la emigración de sus profesionales, experimenta un sutil y paulatino proceso de semi-privatización, en el que se imponen las influencias del dinero para afrontar las carencias de insumos y el deterioro en la atención profesional-humana. El sistema de salud desde las primeras décadas del triunfo revolucionario se erigió como pilar de orgullo que ganó el reconocimiento de organizaciones internacionales como Naciones Unidas, Unicef y Cepal. Sin embargo, a la altura de la tercera década del siglo XXI, su deterioro resulta evidente en la mayoría de las instalaciones del país, así como en la precariedad que experimentan las/os galenas/os cubanas/os.
Por su parte, la educación enfrenta similares desafíos, a los crecientes déficits en la preparación de los maestros, se suman otras problemáticas asociadas a la falta de corriente eléctrica y alimentos en las instalaciones docentes, hecho que condiciona la culminación de las clases antes de los horarios comprendidos. Todo ello, sin obviar los deprimentes salarios en los trabajadores del sector, que no tributan a satisfacer las necesidades de la canasta básica.
Prensa UIT-CI: En marzo de 2023 se produjeron fuertes protestas, el pueblo, las mujeres y los trabajadores en general han tenido una participación protagónica, como en las manifestaciones que tuvieron lugar en el mes de marzo en Santiago de Cuba, que recuerdan a las del 11 y 12 de julio del 2021. El Gobierno, a veces las atribuye a la derecha de Miami; esta vez volvió a repetir que en ellas se encontraban agentes infiltrados del exterior, para luego contradecirse y reconocer su legitimidad… ¿Qué crees de esto?
Alexander Hall: Periódicamente se producen protestas en el interior del país, ha sido el sector de vanguardia en las manifestaciones de descontento social, dado que en esas zonas se expresa con mayor severidad los efectos de la pobreza resultante de la crisis. Fueron los casos recientes de las manifestaciones que tuvieron lugar en Santiago de Cuba, Holguín y otros poblados, donde las personas salieron masivamente a reclamar: corriente, comida y libertad. En algunas de ellas, los funcionarios del Gobierno que intentaron mediar con los protestantes, fueron abucheados al calor de la indignación popular.
Las expresiones de desaprobación no tienen vínculo directo con la propaganda proveniente del exilio histórico o la derecha de Miami, como insiste en resaltar el discurso oficial del Gobierno. Estas poseen un sustrato más profundo y raigal asociadas al colapso e insostenibilidad del modelo estalinista/autoritario de planificación centralizada, encabezado por la oligarquía burocrático-militar que avanza a pasos acelerados hacia la privatización neocapitalista.
En el presente contexto, atravesado por el aumento de la pobreza, la miseria y la desigualdad, los actos de protestas son acciones genuinas de los sectores populares, que tienen su origen en los barrios humildes, trabajadores y marginalizados por las estructuras del poder político, como aconteció durante las jornadas del 11 y 12 de julio del 2021. Dada la persistencia de la crisis y ante la ausencia de factores palpables que señalicen su atenuación, lo más coherente es que se mantengan de diversas formas en el tiempo.
Prensa UIT-CI: ¿Cómo ves entonces, Alexander, la perspectiva?
Alexander Hall: Para nosotros, desde la izquierda crítica cubana, junto a otros sectores humildes, populares y de clase trabajadora, permanecemos alertas ante la posibilidad de que se produzcan nuevas protestas sociales; al tiempo que abogamos por el impulso de una agenda socialista, desde abajo y colectiva-comunitaria, que asuma nuevas formas de producción económicas no basadas en los esquemas extractivo-productivistas y explotadores del capital; a la vez que contemple los intereses sociales, civiles y políticos de los grupos históricamente subalternizados por el sistema-mundo capitalista global.
Condenamos las estrategias estatales de criminalización de la protesta contra los desposeídos; así como las múltiples estratagemas legales de judicialización de los manifestantes, bajo los trillados recursos de “violencia”, “atentado a la autoridad” o “alteración del orden público”, entre otras figuras jurídicas que constituyen dispositivos de desarticulación ciudadana, frente a las asimetrías del poder en su proyecto sofisticado de dominación.
En el camino por un cambio estructural, nos planteamos una alternativa sistémica frente a la burocracia en el Gobierno, que reafirma a cada paso su irredimible pacto con la burguesía nacional y emigrante, los inversionistas extranjeros, la explotación laboral y la propiedad privada sobre los medios de producción, para reproducir ciclos de acumulación del capital. Por tales razones, nos posicionamos como parte de una lucha por un socialismo democrático que agrupe una salida revolucionaria y asuma como referente a la justicia social para todos. Por tales razones, solicitamos el apoyo de la izquierda anticapitalista, marxista, democrática y socialista a nivel mundial.