Por Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional
Centenares de miles de personas se movilizaron nuevamente el 19 de julio en todo Perú con la consigna central “No a la dictadura asesina”. Miles marcharon a Lima, otros se movilizaron en más de 50 ciudades, y también hubo bloqueos de carreteras en 58 provincias, exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso, el adelanto de elecciones y elecciones a Asamblea Constituyente.
La policía impidió a diversos sectores llegar hasta Lima, pero no pudo evitar que llegaran miles. Y también se unieron a la movilización estudiantes y sectores de trabajadores en Lima. Hubo represión con gases lacrimógenos y heridos y presos.
Distintas organizaciones han anunciado nuevas movilizaciones para próximos días.
Entre diciembre y marzo hubo un gran levantamiento popular, con las mismas demandas, con huelgas regionales, cortes de rutas, bloqueos a los aeropuertos, marchas zonales, En especial en todo el sur del país, que fue ferozmente reprimido con 70 muertos.
Esta rebelión iniciada en diciembre, se produce por la debacle social y política que lleva años en el Perú. Un país de más de 33 millones de habitantes y que tiene el 70 por ciento de trabajo precario e informal y el 20% de la población bajo la línea de pobreza. Todos los partidos tradicionales están en total descrédito. Fueron destituidos los últimos cinco presidentes por corrupción y porque gobernaron para los ricos, para las multinacionales, para las mineras y el agronegocio.
También la rebelión se produjo por el fracaso del gobierno de Pedro Castillo, que en el 2021 llegó al poder con el voto masivo del Sur explotado, diciéndose de izquierda y prometiendo que iba a nacionalizar el gas y convocar a una Constituyente. Y como todos los falsos gobiernos de izquierda latinoamericanos, no cumplió en nada. Por el contrario, siguió con pactos con la oligarquía peruana y las multinacionales, profundizando la miseria y la desigualdad social.
Castillo, ante el gran desgaste que estaba sufriendo frente a los sectores populares quiso hacer la jugada de disolver el Congreso, pero le salió mal. Su vicepresidente Boluarte, otra falsa izquierdista, se alió a la derecha, lo detuvo y se hizo cargo de la presidencia.
Pero las masas explotadas, pese a las críticas a Castillo, no aceptaron que sea Boluarte, unida a la derecha y el parlamento corrupto, la que haya asumido abruptamente el gobierno, apoyada en la policía y las FFAA. Por todo eso se desató la rebelión popular-campesina en Perú. El pueblo trabajador y campesino salió a las calles porque está harto de la pobreza del capitalismo y quieren cambios de fondo.
La rebelión se detuvo en marzo por la fuerte represión asesina y la falta de una dirección unificada, Pero además el gobierno no cayó por el rol de direcciones e izquierda tradicional que, como el PC que dirige la CGTP (central obrera burocrática), Patria Roja de extracción maoísta que dirige el SUTEP (sindicato de maestros) y Nuevo Perú-Juntos por el Perú organización política de centroizquierda de Verónica Mendoza, que frenaron las luchas y se negaron a un plan de lucha común para echar al gobierno.
Hoy esto no cambió, sigue sin haber una dirección unificada de la lucha contra el gobierno, pero la situación social se agravó. La inflación ha incrementado el costo de la vida, los salarios no alcanzan y sigue creciendo la informalidad laboral. El gasto social se achica mientras crecen los pagos de la deuda externa y el subsidio a los grandes capitalistas. Además, el país vivió desde marzo del 2023 el impacto social de la crisis ambiental con la presencia devastadora del Ciclón Yaku sin medidas del gobierno para ayuda efectiva a damnificados.
Por eso hoy la lucha se reanuda por la presión de la bronca popular. A tal punto que la misma CGTP tuvo que convocar a un “paro cívico” y a marchar sobre Lima. Las coordinadoras que se han formado, tanto desde el sur del país como en otras regiones, como también organizaciones sindicales regionales y organizaciones campesinas, se unieron para llamar a esta tercera “toma de Lima”.
El Partido de los Trabajadores-Uníos, organización de la UIT-CI en Perú participa activamente desde el comienzo en las movilizaciones. Fundamentalmente en Lima, Cuzco, Ayacucho y Puno. En Cuzco integramos la coordinadora regional. En Lima actuamos con la compañera Angélica Liliana Mayhuasca que es dirigente del sindicato de salud del hospital de San Juan de Lurigancho.
El PT-Uníos ha convocado a enfrentar unificados la política del gobierno y exigir un aumento de sueldos y jubilaciones contra la inflación; exigir justicia por los caídos y que los responsables políticos y materiales de la represión vayan presos. La pelea en cada una de las ciudades pasa por construir una Coordinación Nacional de las Organizaciones en lucha y un pliego de reclamos unificado para desarrollar la movilización nacional del pueblo trabajador y la juventud.
Desde PT-Uníos se convoca a debatir y organizarse en cada lugar de trabajo, barrio y estudio, estas tareas y a construir juntos una alternativa política de la clase trabajadora que supere a las direcciones tradicionales de la izquierda reformista y derrote a la derecha, a efectos de lograr cada una de las demandas populares, echar al gobierno de Dina Boluarte, convocar a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, y para que gobiernen las y los trabajadores y los pueblos, terminando con el capitalismo hambreador, con medidas de fondo como la nacionalización del gas, de las mineras y que se deje de pagar la deuda externa, entre otras medidas, para que haya fondos para salario, trabajo, educación, vivienda y salud para el pueblo peruano. y poner los recursos del país al servicio de las mayorías populares y no de una minoría explotadora que se llena los bolsillos mientras el pueblo sufre el hambre y la miseria.
Desde la UIT-CI llamamos a la solidaridad internacional con la lucha del pueblo trabajador peruano. ¡Fuera Dina Boluarte y Congreso asesinos!
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
21 de julio de 2023