Por Partido de la Democracia Obrera– (IDP), sección de la UIT-CI en Turquía
9/03/2025. El jueves pasado, la escalada de enfrentamientos armados entre grupos armados pro-Assad y las fuerzas armadas del gobierno de transición liderado por HTS se convirtió en una masacre y un pogromo contra civiles alauitas en zonas costeras de Siria, incluidas Latakia, Baniyas, Tartus y Jabalah. Aunque muchas fuentes aún no han podido proporcionar una cifra clara, se estima que en total perdieron la vida entre 600 y 1.500 personas, una parte importante de las cuales eran civiles e incluían fuerzas armadas de ambos bandos.
Los principales autores de esta masacre son las fuerzas armadas del gobierno de transición, que convirtieron el conflicto con los grupos armados que apoyan a Assad en una masacre de civiles, y los grupos religiosos y revanchistas que no fueron detenidos o fueron permitidos conscientemente por el gobierno de transición.
La movilización y lucha del pueblo sirio es necesaria para que todos los responsables de esta masacre de civiles alauitas sean juzgados y se pueda poner fin de forma permanente a la creciente tensión entre distintas facciones del fanatismo religioso o el islamismo teocrático. Estos acontecimientos, también revelan los peligros inherentes al conjunto del proceso de transición que se está desarrollando en el país desde el derrocamiento de la dinastía Assad.
El levantamiento popular que comenzó en 2011 con demandas de libertad y dignidad contra la dictadura de Assad fue convertido en una guerra civil por el régimen, los países de la región y el imperialismo. El conflicto entre distintas fracciones religiosas fue provocado por estos mismos grupos políticos. En este momento, si bien el derrocamiento del régimen de Assad es un paso importante para que el pueblo sirio logre sus reivindicaciones de 2011, la práctica de la guerra civil aún es muy reciente y las divisiones religiosas continúan representando una amenaza grave.
Hasta ahora, el gobierno “de transición” liderado por Al Shara ha priorizado el mantenimiento de su propio poder político por encima de las demandas del pueblo sirio, las mujeres, las personas LGBTI+ y las minorías nacionales y religiosas durante el proceso “de transición”. Esto deja al gobierno “de transición” fuera de control y sin inclusión; asume así, un carácter que intensifica la tensión nacional, religiosa y sectaria.
Las acciones de los grupos armados pro-Assad, que han aumentado significativamente en las últimas tres semanas, tienen un papel importante en la escalada de esta tensión. No es casualidad que las acciones de estos grupos armados se hayan incrementado en el último tiempo. Mientras la administración de Al Shara intenta consolidar su poder, el régimen de Assad ha podido atraer a una parte significativa de la burocracia residual. Además, los esfuerzos del gobierno para alcanzar un compromiso con algunos segmentos poderosos de la oligarquía de Assad han cobrado impulso recientemente. La decisión de un segmento significativo de assadistas de pasar a formar parte del proceso de “transición”, ha llevado a que los que quedaron atrás se vean empujados a una posición más radical.
Todos estos peligros que encierra el proceso de “transición”, que hemos enumerado aquí y mencionado en muchos otros de nuestros artículos, requieren de la movilización y lucha por las reivindicaciones de libertad y dignidad por las que el pueblo sirio ha pagado un alto precio. Las reivindicaciones como el procesamiento de todos los criminales de guerra, la eliminación de los obstáculos a la creación de partidos políticos, la celebración de elecciones a la Asamblea Constituyente para una constitución que garantice todos los derechos democráticos y sociales del pueblo sirio, las mujeres, las personas LGBTI+, las minorías nacionales y religiosas, y el desarrollo de comités locales y la autoorganización del pueblo en torno a estas reivindicaciones, que fueron generalizadas en 2011 y actualmente se están restableciendo en algunas regiones, serán decisivas en el curso de la movilización y lucha del pueblo sirio.