Por Nicolás Núñez, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad y la UIT-CI
20/1/2024. Es innegable que el primer discurso de Javier Milei como presidente de la Argentina ante el Foro Económico de Davos fue un impacto. Milei no dijo “creo que occidente está en peligro”, como quien introduce una opinión para abrir un debate. Sino que, en cambio, postulándose de mesías salvador afirmó: “está en peligro porque aquellos, que supuestamente deben defender los valores de occidente, se encuentran cooptados por una visión del mundo que – inexorablemente – conduce al socialismo”. Para estupefacción de su auditorio, el “primer presidente libertario de la historia” (así se autodefine) fue a decirle a algunos de los gobiernos patronales más poderosos del planeta que estaban “por errores en su marco teórico o por ambición de poder” capitulando al socialismo internacional. Cosa de la que nadie, absolutamente nadie, estaba al tanto.
Abordaremos su discurso desde la base de comenzar por sintetizar que, más allá de dislates varios, su esencia es un llamado a los principales burgueses del mundo a unirse para aplastar las luchas de la clase trabajadora y los movimientos de luchas democráticas. Detrás de la definición de rechazar a los movimientos de mujeres y socioambiental, y con ello a los consensos científicos sobre el calentamiento global de paso, y de tratar de hacer pasar por “socialismo” todo tipo de acción estatal, está la convocatoria a generalizar a nivel mundial lo que pretende hacer (y que apostamos a que no lo logrará) en nuestro país: un plan a todo o nada y represión mediante en defensa de las superganancias capitalistas.
¿Qué es el Foro Davos?
Hace cincuenta años que los empresarios más poderosos del planeta se dan cita junto a sus gobiernos patronales cómplices, para construir un “Foro Económico Mundial” que sirva de tanque ideológico para justificar todos los planes de ajuste y ataques a la clase trabajadora a nivel mundial. Allí por estas horas estuvieron los Rockefeller, Bill Gates, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, del Estado Español, y representantes de todas las potencias mundiales.
¿Cuál es el origen de la amenaza que señala Milei? Resulta que en las últimas décadas, el crecimiento de las luchas obreras y populares, y en particular de movimientos como el ambiental, de mujeres y pueblos originarios y las nacionalidades oprimidas, han logrado tanto conquistas como instalar demandas, y los dueños del mundo, incluso desde las cabezas de Estado de algunas de las potencias imperialistas, han tenido que tener un doble discurso frente a ellas como parte de su política para sostener la dominación y la explotación. Entonces, por ejemplo, las Naciones Unidas aprobaron una “Agenda 2030 para el desarrollo sostenible” con algunos objetivos a los que se comprometen los gobiernos patronales en abstracto en el combate a la desigualdad, la pobreza y el cambio climático que hacen que derechistas extremos como Milei se alteren, dado que podrían representar algún tipo de intervención por sobre la búsqueda de ganancias de las grandes empresas.
El autoproclamado “salvador” Javier, entonces, viajó a Davos para exigirle al Foro que no se desvíe por una agenda que, supuestamente preocupándose por algunos derechos de las mujeres y el cambio climático, le abriría las puertas al socialismo. Pero también fue más allá: “no se dejen amedrentar”, le dijo a los empresarios más poderosos del mundo de los cuales dijo que nuestro país iba a ser un aliado. “Que las grandes multinacionales del mundo hagan y deshagan lo que quieran”, eso que ya vimos cómo se expresa en el DNU y la Ley Ómnibus en nuestro país, esa es la máxima libertad por la que pelea el “libertarianismo” de Milei.
¿Pero están amedrentados los participantes de Davos? Pareciera que no, y que de hecho ni la pandemia los conmovió. Un estudio de la ONG, Oxfam, dedicada a la investigación sobre desigualdad en el mundo, que fue publicado al comienzo del Foro señaló que la riqueza de los cinco hombres más ricos del mundo se duplicó desde 2020 a la fecha, mientras al mismo tiempo se achicaba la del 60% más pobre del mundo (5 mil millones de personas). De hecho, las 148 empresas más grandes del mundo tuvieron beneficios récord en los doce meses previos a junio de 2023, que representaron un 52% más que lo que habían ganando entre 2018 y esa fecha. A su vez, en el mundo supuestamente amenazado por los “estados” y el “socialismo”, el valor de mercado de las diez empresas más grandes del planeta supera la suma del Producto Bruto Interno de todos los países de África y América Latina combinados. Como veremos, la amenaza, no del “mundo occidental”, sino del conjunto de la humanidad y el planeta entero, no es el socialismo que hoy no existe, sino el capitalismo que nos está atacando.
¿El mundo nunca estuvo mejor?
Hay que decir que la capacidad de inventar cifras del presidente es sorprendente. Comencemos porque Milei dijo sin sonrojarse tener certeza de cuál era el PBI per cápita (la totalidad del valor agregado generado en la economía dividido por su cantidad de habitantes, generalmente medido en torno al año de actividad) del mundo en el año cero, y que dicho monto habría estado relativamente estable hasta el 1800. Dado que no tenemos forma de saber cómo hizo para compatibilizar el sistema de contaduría del Imperio Romano con el de los pueblos originarios y tribus de América y África, y la dinastía china de hace dos milenios, optamos por pensar simplemente que utiliza el método clásico de revolear números para mentir simulando estar diciendo algo inteligente.
Si de lo que se trata es de plantear que en el siglo XIX con el auge del capitalismo la humanidad desarrolló sus fuerzas productivas (la vinculación entre lo que produce la humanidad y la naturaleza a través de la técnica) como nunca antes lo había hecho en su historia, eso es algo que hasta está escrito en el “Manifiesto Comunista” por Marx y Engels sin tener que andar ni inventando estadísticas, ni embelleciendo un sistema de explotación. El tema es que el capitalismo demostró que se podía producir más riqueza y que al mismo tiempo crezca la miseria.
Luego Milei volvió con la reiterada mentira de que Argentina entró al siglo XX siendo el país más rico del mundo, cosa que no resiste análisis alguno, y que en todo caso, la relativa opulencia de la oligarquía terrateniente no debería ocultar que inmensas porciones de la población trabajadora rondaban la desnutrición, tal como lo demostró el informe de Bialet Massé sobre “El estado de las clases obreras en el interior de la república” de 1904. Milei relata una farsa para decir que como Argentina habría tomado desde todo el siglo XX el camino del “colectivismo”, nos habríamos alejado de la riqueza que sí se expandió (para él) en la mayor parte del mundo.
Porque resulta que según el presidente argentino: “el mundo de hoy es más libre, más rico, más pacifico y más próspero que en cualquier otro momento de nuestra historia”. Vamos por partes.
Ya dijimos que esto de andar comparando épocas históricas con niveles completamente distintos tanto de desarrollo de las fuerzas productivas como de las demandas sociales, resulta un ejercicio un tanto anacrónico. Pero, al margen de eso, en las horas previas a este discurso donde Milei habla de “paz”, el Estado genocida de Israel estaba bombardeando el barrio del Hospital Nasser, las ultimas salas de urgencia operativas abordando las centenas de víctimas gazatíes diarias de los bombardeos y disparos del ejército de ocupación. Mientras no tan lejos de Davos, Suiza, Ucrania continúa resistiendo la invasión de Putín. Y tanta confianza en este espíritu pacifista del capitalismo no debe haber, porque los propios gobiernos imperialistas centrales están aumentando año a año sus presupuestos en armamento.
Por otro lado, la dichosa “riqueza” ya vimos cómo está distribuida. Retomemos un dato más del informe de Oxfam: de 2019 a la fecha, 4.800 mil millones de personas se han empobrecido, mientras que los poseedores de un patrimonio de más de mil millones de dólares, han aumentado un 34% su riqueza, triplicando el nivel de la inflación mundial. ¿Te imaginás que tu salario triplique la inflación? Bueno, no. Bajo este sistema, eso solo le pasa a los tipos que Milei quiere “proteger del socialismo”.
Si se trata de hablar de “libertad”, hoy buena parte de la población mundial vive bajo regímenes que ni siquiera se condicen con las consideraciones de la libertades democráticos burguesas que Milei dice defender: tenemos monarquías petroleras; dictaduras capitalistas vestidas de rojo como la China; regímenes semi-dictatoriales con persecución total a la oposición por doquier; o, por todo el mundo tenemos gobiernos patronales títeres o muy débiles, manejados por las potencias imperialistas y las multinacionales, sin soberanía y por ende sin verdadera libertad política. Y digamos al pasar, que el libertario quiere prohibir las protestas y clausurar el congreso en su país.
“Prosperidad”, dice Milei aventurando que si al capitalismo se lo dejara “libre”, “bienaventurado” sería el futuro. De nuevo, la realidad: el 1% más rico del mundo posee el 43% de los activos financieros globales, y es responsable de emisiones de gases de efecto invernadero equivalente a las que generan los dos tercios más pobres de la humanidad. Esas emisiones de gases de efecto invernadero (hay un consenso científico abrumador al respecto) están amenazando la habitabilidad del planeta entero fruto del calentamiento global. Ya se cuentan por cientas de millones las personas que han tenido que abandonar su lugar de vida debido a los efectos del aumento de la temperatura, y eso irá en aumento. No hay prosperidad alguna en un planeta muerto.
De la amenaza a la esperanza del Socialismo
Retomando lo recién señalado: la concentración de la riqueza, el aumento de la desigualdad, del hambre, de que sean cada vez más quienes no llegan a fin de mes, el crecimiento de los conflictos bélicos, y la destrucción de los ecosistemas y la habitabilidad del planeta, todo eso va de la mano del sistema mundial capitalista de explotación hoy vigente que Milei quiere proteger a cómo dé lugar. Por eso, hay una pizca de verdad en su preocupación. Porque, efectivamente, para combatir al cambio climático hay que combatir al capitalismo, para erradicar con toda forma de opresión hay que combatir al capitalismo, y para terminar con la explotación y desigualdad social hay que combatir al capitalismo. Pero eso no lo va a hacer ninguna “Agenda 2030”, ni mucho menos el “Foro de Davos”. Sino que a esa tarea peleamos desde el socialismo revolucionario, al calor de las luchas obreras y populares de millones, que en nuestro país y el mundo rechazan los planes de ajuste y las políticas de los gobiernos capitalistas.
En este marco, resulta clave la pelea política por explicar la manipulación que realiza Milei tratando de ensuciar al socialismo por los problemas que tenemos, cuando el socialismo es un sistema que aún nunca existió. Ha habido revoluciones, y países donde se le logró temporalmente arrancar los medios de producción a la clase capitalista, pero el socialismo sólo puede existir a escala mundial después de acabar con el poder de las multinacionales y la burguesía en su conjunto. Desde la Revolución Rusa hasta acá, llevamos más de un siglo en el que las y los trabajadores dieron peleas monumentales contra el poder político de la burguesía, pero hasta el momento sin lograr triunfar. Es el capitalismo el que tiene que hacerse cargo de las aberraciones del presente.
Milei recopila todas las mentiras que se han escrito sobre las experiencias revolucionarias del siglo pasado y trata de mancharlas todas detrás de los crímenes del stalinismo, o más recientemente con las experiencias de Hugo Chávez y Nicolás Maduro Venezuela o de Daniel Ortega en Nicaragua. Cuando en realidad ha sido desde la propia izquierda revolucionaria, y la corriente trotskista en particular (que también fue perseguida y el propio Trotsky asesinado por el stalinismo) que se dio y se sigue dando una tremenda batalla política contra esos aparatos burocráticos y pro-capitalistas. Pero, además de eso, Milei oculta que fue únicamente gracias a haber atentado contra el capitalismo, y expropiado a la burguesía, que países extremadamente pobres, con escaso desarrollo tecnológico y productivo, famélicos y de población con un alto nivel de analfabetismo, pudieron sacarse de encima al imperialismo y garantizar un mejor nivel de vida a su población.
Pensemos en Rusia (luego del logro de ganar la guerra civil e incluso tras la muerte de Lenin y la expulsión de Trotsky), China o Cuba por ejemplo. En todos esos países, quedó planteada, y sin resolver, la tarea de terminar con la casta burocrática stalinista, maoísta, castrista, y los regímenes de partido único que oprimieron a las y los trabajadores y vehiculizaron que termine regresando el capitalismo y se pierdan los avances obtenidos.
Por todo esto, y en definitiva, es que hoy seguimos desde Izquierda Socialista/FIT Unidad, peleando en todo el mundo por gobiernos de las y los trabajadores que vayan avanzando hacia el socialismo con plena democracia para el pueblo trabajador, planificando democráticamente la economía, tomando en su control los principales medios de producción, rompiendo con los organismos de endeudamiento permanente que nos saquean, y terminando con el poder de todas las multinacionales que se codean en Davos, para poder tener las herramientas necesarias para garantizar que toda la riqueza que se genere esté al servicio del desarrollo de la humanidad, para que realmente haya paz entre los pueblos, y para que exista un futuro de verdadera libertad que valga la pena ser vivido.
Esa pelea empieza en nuestro país hoy por impulsar con todo la movilización contra el Plan Motosierra, el DNU, la Ley Ómnibus y el Protocolo de prohibición de la protesta. Le arrancamos un paro a la CGT y ahora tenemos que pelear por la continuidad del plan de lucha hasta que caigan todas las reformas reaccionarias. Impulsando la máxima unidad entre las y los que luchan desde sus lugares de trabajo, la cultura, el movimiento de mujeres y disidencias, el movimiento ambiental, de derechos humanos, de la educación y la ciencia, podemos frenar a este gobierno. Y de esa manera, además, demostrar que, al revés de lo que señala Milei, Argentina no va a ser ningún país aliado de los empresarios de Davos, sino por el contrario, un país solidario con las luchas que en todo el mundo los enfrentan.