Por Mercedes Petit, dirigenta de Izquierda Socialista/FIT Unidad
7/05/2024. En 1974, en pleno gobierno del General Perón, había comenzado el accionar de las bandas fascistas. Una de sus primeras víctimas fue Inocencio “Indio” Fernández, obrero metalúrgico, delegado de la fundición Cormasa en el partido de Tigre y militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), antecesor de Izquierda Socialista. A cincuenta años de este trágico hecho, reproducimos una nota escrita por Mercedes Petit.
El martes 7 de mayo de 1974, a las 4 de la mañana, el Indio salió de su casita en Maschwitz zona norte del Gran Buenos Aires. Iba a tomar el 60 para entrar en la fundición Cormasa, donde era subdelegado y estaba participando en una pelea contra la burocracia de la UOM (ver recuadro). Cayó con el pecho destrozado por un disparo de Itaca, un tipo de escopeta semiautomática usada por las fuerzas de seguridad. El cuerpo apareció en Campana, semicalcinado y envuelto en un colchón incendiado. Su hermano Romualdo, también trabajador de la fundición, reconoció el cadáver porque le faltaba un dedo índice, perdido en el horno de Cormasa.
El Indio tenía apenas 26 años. Con parte de su familia había venido del Chaco a los 19 años. Trabajando en Vialidad Nacional se hizo activista antiburocrático. Era de la Juventud Peronista, callado, de pocas palabras. Dijo: “con Perón no pasa nada” y se hizo socialista. Ingresó al Partido Socialista de los Trabajadores (PST) apenas dos meses antes de su asesinato. Su muerte temprana le impidió concretar su proyecto de comenzar a vivir junto con su compañera en la casita de Maschwitz.
Un vecino muy cercano, era el burócrata Acosta, delegado de Cormasa y de la directiva de la UOM local. Este solía viajar en el mismo colectivo que el Indio. Igual que todo el barrio, habrá escuchado el disparo y tenido noticias de la sangre en el suelo. Sin embargo, llamó la atención en la fábrica y en el barrio que no comentó nada, ni advirtió que podía ser el Indio, del cual nada se sabía, quién había sido acribillado a metros de su casa. Ante el crimen, quedó instalada desde entonces la sospecha sobre la responsabilidad de la burocracia metalúrgica, cuyas patotas habrían sido una de las ramas de la organización fascista conocida poco después como la Triple A.
Perón estaba en la presidencia
El 12 de octubre de 1973 Perón asumió la presidencia. Había ganado con el 62% de los votos (véase El Socialista Nº 254, 25/9/2013). El “golpe” con el que habían destituido a Cámpora, y la fórmula de la derecha peronista Perón-Perón, habían sido bien recibidos por los militares, la gran patronal y el imperialismo. Eran la continuidad de sus negociaciones con Lanusse y Balbín desde 1971 para acabar con el ascenso obrero y popular revolucionario iniciado en 1969 con el Cordobazo. El gabinete económico de Cámpora se mantuvo igual, para seguir aplicando el “pacto social” con los empresarios, contra los trabajadores. También siguió al frente de Bienestar Social José López Rega, hombre de confianza del matrimonio presidencial.
Las bandas fascistas comenzaron a actuar con creciente virulencia en los primeros meses de 1974, apuntando contra la Juventud Peronista, los Montoneros y la izquierda. El 30 de marzo, en Lomas de Zamora acribillaron al dirigente de la Juventud Peronista (JP) local Hugo Hansen. Este estudiante encabezaba la lucha contra la recién promulgada Ley Universitaria de Taiana/Perón, y contra la intervención a la Universidad de Lomas, cuyo rectorado habían tomado.
El 25 de abril fue asesinada la militante católica y de la JP Liliana Ivanoff, en Monte Grande. Estaba pegando carteles convocando al acto del gobierno peronista del 1º de mayo. En ese acto Perón echó de la Plaza a los Montoneros. Desde entonces las bandas fascistas incrementaron los ataques a locales y los asesinatos en todo el país.
El 9 de mayo cayó el padre tercermundista que actuaba en las villas, Carlos Mujica, a la salida de misa en la parroquia San Francisco Solano, en Villa Luro, en la Capital. El comunicado de la JP denunció a las “bandas de la derecha”. Dos días antes había sido asesinado el Indio. Para entonces, ya eran 15 los locales del PST atacados. En esos días el local de Beccar, también en la zona norte, fue destruido por completo con tres bombas. Poco después comenzó a aparecer una sigla siniestra, las Tres A.
El PST llamó a la movilización unitaria contra el fascismo
Entre el domingo 12 y el lunes 13 de mayo se realizó el velatorio en el local del PST en Pacheco, con una nutrida presencia de militantes y trabajadores de Cormasa, Corni, Del Carlo, Astarsa, Standard Electric, Matarazzo, entre otras fábricas. Entre los dirigentes del PST participaron Juan Carlos Coral y José Páez, que habían obtenido casi 200.000 votos en septiembre del 73.
El cajón fue despedido el lunes al mediodía en Ruta 197 y Panamericana. A la tarde, más de 1000 militantes y delegaciones de fábricas exigieron en Plaza de Mayo al gobierno peronista el esclarecimiento del crimen.
Hubo numerosos pronunciamientos, públicos o dirigidos al partido. Centros de estudiantes, sindicatos y comisiones internas (destacándose la Lista Marrón de Villa Constitución), así como el Partido Comunista, agrupaciones radicales y Política Obrera (actualmente Partido Obrero, integrante del FIT Unidad). En el velorio y los actos, la dirección planteó no solo la denuncia del crimen y la exigencia de justicia. Su llamado fundamental fue a detener la escalada fascista con la movilización unitaria, dirigido fundamentalmente a la Juventud Peronista, el Partido Comunista y demás organizaciones afectadas.
Decía Avanzada Socialista Nº 103, del 15/5/1974: “¿Hasta cuándo vamos a seguir divididos en la acción elemental de defender los derechos primarios de nuestros militantes empezando por la propia vida? “Ante los cuerpos mutilados de Liliana Ivanoff y de Inocencio Fernández los convocamos, compañeros peronistas, comunistas y de las demás organizaciones obreras y estudiantiles a discutir y encarar juntos la defensa de nuestros militantes y locales; a aplicar juntos aquella verdad olvidada de que al fascismo no se lo discute: se lo destruye.”
Fue una temprana denuncia al accionar de las bandas fascistas engendradas por el terrorismo de Estado y el imprescindible llamado a combatirlas con la acción unificada de las fuerzas obreras y democráticas. Pocos días después este llamado fue reiterado con mayor fuerza aún, cuando cayeron acribillados otros tres militantes del PST el 29 de mayo, que habían sido secuestrados en el local de Pacheco. El gobierno de Perón iba mostrando cada vez más su verdadero rostro fascistizante.
A cincuenta años reafirmamos nuestra lucha contra el fascismo y toda forma de criminalización de la protesta. Hoy ante el gobierno ultraderechista de Milei-Villaruel y el protocolo de Bullrich. Compañero «Indio» Fernández, todas y todos los caídos del PTS, ¡Hasta el Socialismo, siempre!
La lucha en la seccional Vicente López de la UOM y Cormasa
Lorenzo Miguel dirigía a la burocracia de la UOM nacional. En la seccional Vicente López estaba Victorio Calabró, que por entonces era gobernador de Buenos Aires, luego de la destitución de Oscar Bidegain en enero de 1974. El Indio participó de la formación de la lista Gris, opositora, antipatronal y antiburocrática. Entre enero y febrero de ese año varios plenarios de la lista conmovieron a la seccional. El 21 de febrero, un militante del PST que volanteaba la entrada de Cormasa fue intimidado por un grupo armado, que lo hirió de un tiro en la espalda. Testigos involucraron a miembros de la interna burocrática en el ataque. La lista fue proscripta.
En esas actividades el Indio se vinculó con los activistas antiburocráticos y los militantes del PST de Corni, Del Carlo y otras fábricas de la zona, e ingresó al partido. En marzo el Indio impulsaba junto a los demás activistas una lista antiburocrática para el Cuerpo de Delegados de Cormasa. El mismo día de la elección entraron 20 matones armados con Itacas (la misma arma que utilizarían luego contra el Indio) en donde estaban las urnas. Luego se informó que la lista de la burocracia “había ganado”.
Cormasa ante el asesinato
Al día siguiente del entierro, el martes 14 de mayo, se inició una huelga, exigiendo justicia por el Indio y la renuncia inmediata de los “delegados” fraudulentos. El jueves 16, cínicamente, la burocracia de la UOM Vicente López, publicó una solicitada “condenando” el crimen y exigiendo “justicia”. El viernes 17 la huelga se transformó en paro de fábrica ante la intransigencia de la UOM y sus delegados que pretendían mantenerse en sus cargos pese al repudio generalizado de la base. Finalmente, luego de un día agitado, con amenazas policiales y una intimación ministerial, hubo un triunfo y se levantó la medida. La patronal firmó un acta comprometiéndose a reconocer la gestión de una comisión obrera, elegida democráticamente por asamblea, como representante del personal. Los compañeros del Indio hacían honor a su muerte con la movilización y la unidad contra los burócratas.
El PST denunció que se reiteraban los ataques de la burocracia, que parecían inspirados en el discurso del propio Perón en la Plaza de Mayo días antes. Y que, ante las luchas obreras, que tenían su epicentro en la zona norte, con la huelga de Panam, medidas en Corni y la toma de Matarazzo, era imprescindible poner en marcha una coordinadora antipatronal y antiburocrática. Ya en Villa Constitución habían presentado la propuesta de una coordinación nacional de todos los luchadores, sean peronistas, socialistas, comunistas o independientes.