Por: Simón Rodríguez Porras
Luego de más de tres meses de protestas, en su gran mayoría espontáneas, no merma la disposición de la mayoría del pueblo trabajador venezolano a seguir luchando por la salida del gobierno ajustador y asesino de Maduro.
El 16 de julio se realizó un plebiscito convocado por la coalición de la oposición patronal (MUD), y pese a las amenazas del gobierno, que paralelamente realizó un simulacro de votación para la asamblea nacional constituyente (ANC), más de siete millones de personas usaron la ocasión para expresar su repudio al gobierno. La alta votación en barrios populares que solían ser el bastión electoral del chavismo no estuvo exenta de represalias por parte del gobierno. En horas de la tarde se perpetró un ataque paramilitar a un centro de votación en la parroquia popular de Catia en Caracas, con el saldo de una mujer asesinada y tres personas heridas de bala.
El Partido Socialismo y Libertad (PSL) denunció que el plebiscito era un operativo de la MUD para desviar el proceso de protestas, que no controla, creando expectativas en la posibilidad de negociar una salida electoral con el gobierno, pero a pesar de ello la participación se sabía que sería masiva. Por estas razones, el PSL llamó a votar afirmativamente en la primera pregunta, de repudio a la ANC, y negativamente en las otras dos, en las que se embellecía el rol constitucional de los militares y se promovía su fórmula de gobierno de unidad nacional con sectores del chavismo y el empresariado.
La orientación de presionar por una negociación que apunte hacia la realización de elecciones se ratificó en el anuncio de la MUD el día posterior a la consulta, en el que sus voceros dejaron abierta la posibilidad de pactar con Maduro si retira la convocatoria a la elección de la ANC, al tiempo que convocaron a un paro cívico el 20 de julio y anunciaron el nombramiento de un gobierno paralelo de carácter simbólico. Mientras tanto, siguen las protestas espontáneas, el gobierno de Maduro se niega a toda negociación y sigue con la represión y el plan de la fraudulenta constituyente, avanzando hacia un régimen cada vez más dictatorial para seguir hambreando al pueblo en nombre de un falso «socialismo del siglo XXI».
Es indispensable, como lo viene señalando el PSL, la creación de organismos populares y obreros para organizar la lucha contra Maduro con autonomía respecto de la derechista MUD, construyendo desde las bases de los trabajadores una huelga general por la salida de Maduro y el fin del ajuste inflacionario.