Por: Miguel Lamas
Un consorcio de periodistas de diversos medios internacionales accedió y dio a conocer más de 13 millones de archivos de Appleby, una vieja compañía financiera especializada en brindar servicios a empresas offshore. Los nombres involucrados desataron un nuevo escándalo mundial, similar al que generaron en su momento los Panama Papers.
No es novedad la existencia de los denominados paraísos fiscales, adonde los más ricos esconden sus fortunas para no pagar impuestos (una forma de defraudación fiscal), o para ocultar coimas y estafas. Según datos del economista de la Universidad de Berkeley Gabriel Zucman, el 10 por ciento de la riqueza del mundo está escondida en los diversos paraísos y el 45 por ciento de los beneficios de las multinacionales se derivan a otros paraísos donde no pagan impuestos: unos 720.000 millones de dólares en 2015.
Los Paradise Papers revelan que los dueños de ese dinero «negro» son, entre otros, los ministros de Finanzas y Energía de Argentina, Nicolás Caputo y Juan José Aranguren; el de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles; el de Comercio estadounidense; el presidente colombiano Santos; las reinas de Inglaterra y Jordania; la novia del ex rey de España, los superbillonarios Slim y Soros, las multinacionales Apple, Facebook, Nike, McDonald’s, Siemens. Los implicados suman de patrimonio, entre todos, unos 10 millones de millones de dólares. Y estamos hablando de las revelaciones obtenidas desde una sola compañía financiera. Todos sabemos que hay muchas más.
Es decir que los mismos ministros de Finanzas y gobernantes que exigen durísimos ajustes económicos antipopulares, bajando salarios y jubilaciones, gastos en salud o educación pública, despidiendo trabajadores para pagar deudas, son accionistas de compañías acreedoras que compraron bonos de esas mismas deudas a precios de remate y ahora exigen pago completo… ¡para que se multiplique el valor de sus fortunas personales y de sus socios capitalistas! ¡Es el caso de los ministros de Finanzas de Brasil y Argentina! Y, aunque según las listas publicadas en este caso, no figuran, también hacen el mismo negocio ministros del gobierno de Maduro en Venezuela.
No nos extrañan estas «revelaciones». Esto es el capitalismo imperialista. Donde los dueños de empresas, corporaciones y grupos multinacionales, al mismo tiempo que superexplotan a los trabajadores y saquean a los países dependientes y semicoloniales, se burlan de sus propias leyes, pagando y cobrando coimas, evadiendo impuestos, generando y blanqueando negocios como el tráfico de armas, el narcotráfico o la trata de personas. No se trata de algo excepcional que llevan adelante algunos corruptos. Los más importantes capitalistas y políticos del planeta aparecen envueltos en esta podredumbre.
De tanto en tanto saltan denuncias como estas, y es bueno conocerlas. Incluso hay tratados internacionales para impedir los paraísos fiscales. Pero siempre terminan en letra muerta. Es imposible que el capitalismo termine con esta «corrupción», ya que los beneficiarios son los mismos que dirigen los Estados y organismos internacionales. Por eso, la única solución de fondo es terminar con el capitalismo, quitarle el poder y sus propiedades a esta banda internacional de ladrones de guante blanco, y pasar a construir un verdadero socialismo dirigido por organismos democráticos de los trabajadores. Y para impedir parte de este fraude internacional contra los pueblos, luchar hoy contra los ajustes económicos y contra el pago de la deuda estatal, externa o interna, de origen fraudulento, a los grandes financieros, capitalistas y banqueros. Al logro de esas tareas estamos abocados desde la Unidad Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) y cada uno de sus partidos.
