Editorial El Socialista, periódico de la sección mexicana de la UIT-CI, Movimiento Al Socialismo.
Cercana a la recesión, la economía del país “crecerá” de acuerdo a los datos del Banco de México menos del 1 por ciento, apenas un 0.8 por ciento, el más bajo en los últimos años y que de acuerdo a los especialistas es un claro síntoma del inicio de una recesión. En esto influye por supuesto el curso de la economía mundial, que se acerca peligrosamente a una nueva caída de la economía capitalista, sin que se haya resuelto la profunda crisis del 2008.
Sin embargo, López Obrador esgrimió que los datos no son precisos y que cuenta con otras cifras que demuestran que el país crece. Y fue respaldado nada menos que por el principal empresario del país, el multimillonario, el prototipo de la desigualdad económica, Carlos Slim Helú, quien dijo que acompañaría y apoyaría el “crecimiento”, desdeñando las cifras. Pero la realidad es muy terca, más que estos dos personajes.
¿Acaso Slim pondrá su enorme fortuna al servicio del país? ¡Claro que no! Seguirá cercano a López Obrador para seguir acrecentando su fortuna, aprovechando los jugosos negocios con su gobierno, aún a costa de la enorme mayoría de la población, que será quien pague la recesión, con nuevos recortes en los servicios públicos, pues lo único que creció en la propuesta de presupuesto, son los programas clientelares de AMLO y la Guardia Nacional, por supuesto.
Mientras la violencia sigue desatada como nunca antes, con asesinatos masivos como los de Veracruz, Tamaulipas y Guerrero, los imparables feminicidios, los asaltos, los secuestros. Los carteles siguen en su imparable pugna por apoderarse del territorio, mientras la Guardia Nacional sigue vergonzosamente reprimiendo a los migrantes. No ha habido una sola acción de verdadera importancia en contra del crimen organizado.
Y aunque en el tema de las promesas anti corrupción, fue detenida y encarcelada Rosario Robles y sus más cercanos colaboradores, así como el abogado de la élite política y empresarial Juan Collado, todo parece indicar que son los chivos expiatorios, pues aún siguen libres los símbolos nacionales de la corrupción: Enrique Peña Nieto, José Antonio Meade, Emilio Lozoya, Romero Deschamps, Elba Esther Gordillo, y una larga lista de funcionarios y líderes corruptos, entre los que ahora se suma Manuel Bartlet, el dinosaurio priista reciclado y defendido por el lopezobradorismo.
Mientras tanto la clase trabajadora sufre los estragos de la crisis que se profundizará, con numerosos despidos, recortes y a mediano plazo los efectos de una Reforma Laboral, que aparentemente es progresiva, pero que de fondo podría propiciar la dispersión de los esfuerzos sindicales de la clase trabajadora condenando a todo el sindicalismo, sin considerar si los sindicatos son o no burocráticos, pues por ejemplo elimina la cuota sindical obligatoria, un golpe para la sindicalización verdaderamente genuina y democrática. De hecho, ya los patrones apoyados en la reforma, impulsan el modelo gringo de la inexistencia de sindicatos en los centros de trabajo. Así que esa cacareada Reforma, como “la más avanzada en la historia de México”, en realidad podría ser un duro golpe a la sindicalización y la contratación colectiva genuina, esto empeorado por la persistencia de las empresas terciarias, así como las formas de contratación que consagran la inestabilidad en el empleo o la premiación al despido ilegal, cancelando de hecho el pago de salarios caídos, todos estos derechos perdidos con la reforma del 2012 durante el gobierno de Calderón.
Y finalmente, los mega proyectos impulsados y apoyados por el actual gobierno, podrían profundizar la tremenda afectación a las comunidades y su defensa de su territorio, el agua y su entorno ecológico. Es muy significativo que AMLO haya recortado sustancialmente el presupuesto en ese rubro y en otros muy importantes. La clase trabajadora sólo logrará su liberación con sus propias fuerzas, sin importar que en México exista un gobierno supuestamente “progresista”, que poco a poco deja claro para quién gobierna.
