Escribe Federico Moreira, para El Socialista (17.10.2020)
El recuerdo del “primer peronismo” y de las conquistas obtenidas por los trabajadores y el pueblo es utilizado por los dirigentes peronistas para ganarse el favor popular. Pero lo cierto es que desde hace décadas no queda nada de aquel movimiento nacionalista burgués que había levantado las banderas de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. No existe más el peronismo de las conquistas obreras y populares.
Ya en 1973, el gobierno de Perón, contra las expectativas generadas, impuso el “pacto social” que no permitió a los trabajadores recuperar lo perdido en los años anteriores. Tras su muerte, vinieron el ajuste feroz del ministro Celestino Rodrigo y las persecuciones y asesinatos contra la resistencia obrera de parte de Isabel, López Rega y sus bandas fascistas. En 1989, el peronismo volvió con Menem y, pese a las promesas de “salariazo y revolución productiva”, llevó adelante otra feroz ofensiva contra los trabajadores y los sectores populares. Aumentó la desocupación, bajó los salarios y las condiciones de vida, mientras privatizaba todas las empresas públicas a precio de remate.
Desde 2003, los gobiernos peronistas de Néstor y Cristina Kirchner utilizaron el doble discurso e ilusionaron con un supuesto “retorno al primer peronismo”. Pero el kirchnerismo no fue nada de eso. Los Kirchner nos hicieron creer que nos desendeudábamos, pero pagaron como ningún otro gobierno anterior la deuda externa que siguió creciendo, mantuvieron las privatizaciones menemistas y con Chevron en Vaca Muerta continuaron entregando nuestros recursos naturales. Con la profundización de la crisis también aplicaron el ajuste reduciendo salarios y jubilaciones, crecieron el trabajo en negro, el desempleo y la pobreza mientras los ocultaban truchando los números del Indec.
Ahora, tras el desastre macrista, el peronismo está otra vez en el gobierno con Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En medio de la pandemia del coronavirus y la crisis económica, pese a haber prometido que gobernaría para los “más vulnerables”, continúa con el ajuste y la entrega. Mientras los trabajadores recibieron en estos meses despidos, suspensiones o rebajas salariales, las multinacionales recibieron subsidios y rebajas de impuestos. Después de decir que “elegiría a los jubilados antes que al FMI”, Alberto pagó este año a los usureros internacionales y pretende seguir pagando tras la renegociación de la deuda.
Hace décadas que el peronismo se terminó de consolidar como un sostén fundamental de las patronales y del saqueo imperialista. Por eso no es salida para los trabajadores y los sectores populares. Hoy es la izquierda la que sigue defendiendo, en cada lucha, las históricas conquistas obreras y populares contra todos los gobiernos patronales, incluidos los peronistas como el de Alberto. Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda son los que plantean que hay que romper con el imperialismo y el FMI, dejar de pagar la deuda, nacionalizar la banca y el comercio exterior y reestatizar las privatizadas. La experiencia de décadas realizada con el peronismo plantea también el desafío de luchar por un verdadero gobierno de trabajadores y el socialismo para dar una solución definitiva a los urgentes problemas sociales.