Por Elías Khoury (Al-Quds al-Arabi) | Traducciones de la Revolución Siria | 09/08/2012
¿Qué queda del poder, dictador?
Un país sin gobierno, un parlamento ilegítimo, un poder judicial sin sentido y unos medios de comunicación mentirosos. El poder se desmorona piedra a piedra y ya no es posible seguir en el juego. No sé lo que dirá Lavrov a su señor Putin para resumirle el miserable estado del régimen que injuria las armas rusas, convirtiendo a Rusia en un enemigo de los sirios y los árabes, pero tras el desafío del gobierno la cuestión ha pasado a estar en un único campo.
Es el momento de la verdad en lo que se refiere al ejército regular sirio: los dirigentes del ejército deben elegir entre el régimen y la patria pues la política irracional que sigue la dinastía gobernante no llevará más que a la destrucción de Siria. El régimen frívolo que ha abierto todas las puertas a la intervención extranjera, ruso-iraní, debía de esperar una intervención equivalente por la otra parte, y por eso conduce a Siria a la destrucción y el destrozo, cavando así su propia tumba.
Es el momento de la verdad para el ejército cuya fama ha sido destruida y que ha sido contaminado con la sangre de los inocentes. La única salida para evitar la guerra abierta que puede ser un cóctel de las desgracias de todas las guerras civiles -porque incluirá el sectarismo de la guerra de Líbano, el salvajismo de la limpieza étnica serbia y la brutalidad del asesinato de civiles al estilo iraquí- la única salida es la deserción de las fuerzas de peso en el ejército regular y su alianza con el Ejército Sirio Libre para crear una fuerza que proteja la revolución, la sociedad y el Estado y anuncie el fin de la negra era asadiana. No sé si lo que digo es un mero deseo, pues las palabras que escribimos ahora están en competición con los hechos y la esperanza es que el ejército regular no permita que se cometa una terrible masacre en Alepo porque el precio de tal pecado será grande, inmensamente grande.
La deserción del ejército o de las fuerzas políticas en él de ese régimen y su desligamiento del salvaje crimen que se está cometiendo contra el pueblo sirio desde hace dieciséis meses no adoptará su significado profundo excepto por medio de una coalición que la una con el Ejército Sirio Libre y con los comités de los jóvenes de la revolución para que la sociedad civil siria recupere su derecho a gobernarse a sí misma y por sí misma y para liberar a la revolución de cualquier dependencia de las fuerzas exteriores ya sean árabes o extranjeras: la libertad es también un hecho independiente e independizante por excelencia.
Todo indica que el régimen dictatorial se desmorona y la esperanza es que las deserciones se amplíen hoy antes que mañana, para que el precio de la caída de este régimen salvaje no sea mayor de lo que se puede soportar.