Miles de maestros estadounidenses se manifestaron en las calles de Chicago durante la celebración del Día del Trabajador. Con las consignas «Contrato justo ahora» y «Padres y maestros unidos», el sindicato de docentes exige un nuevo contrato salarial, un proceso de evaluación y mejoras en la política de retiro.
Docentes de las Escuelas Públicas de Chicago iniciaron un paro, el primero en cuarenta años, para exigir mejoras salariales, un mejor sistema de evaluación y mayor seguridad de empleo. Se puso en marcha un plan de contingencia para aliviar el impacto de la huelga en sus más de 400 mil alumnos.
Los profesores de las escuelas públicas de Chicago (Illinois, norte de Estados Unidos) iniciaron una huelga este lunes, por primera vez en cuarenta años, en reclamo de aumentos salariales, un mejor sistema de evaluación y mayor seguridad de empleo.
«No logramos alcanzar un acuerdo que pudiera evitar la huelga», manifestó la presidenta del sindicato de profesores de Chicago (CTU por sus sigla en inglés), Karen Lewis, a través de un comunicado.
El paro de actividades involucra a unos 25 mil profesores y afecta a unos 400 mil estudiantes, desde el nivel Preescolar hasta Secundaria.
De acuerdo con el diario local, Chicago Tribune, Lewis acusó en rueda de prensa a los líderes de las escuelas públicas y al alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel, de participar en una «campaña de desprestigio» contra los maestros. «Ha sido insulto, tras insulto. Ya basta», reclamó.
Los dirigentes sindicales argumentan que durante nueve meses de negociaciones del nuevo convenio colectivo, las autoridades del distrito no mejoraron su oferta inicial, que proponía un aumento salarial no mayor del dos por ciento durante los próximos tres años.
El Sindicato de profesores del estado del centro-este de EE.UU. también rechaza los planes de las escuelas públicas de dejar de aplicar incrementos automáticos a los maestros basados en méritos, para establecer un nuevo sistema de corrección salarial basado en el rendimiento de los estudiantes.
En un comienzo, los profesores reclamaban un alza de 30 por ciento de sus salarios en compensación a la prolongación de su jornada de trabajo, pero en el curso de las negociaciones insinuaron que podrían aceptar un aumento menor a cambio de un sistema de evaluación más flexible.
Los profesores estaban pidiendo que se instituya un sistema de reenganche de aquellos profesores que permanecieran desempleados tras el cierre de los establecimientos escolares en los que impartían clases.
Por su parte, las escuelas públicas dieron a conocer que pondrán en marcha un plan de contingencia para tratar de aliviar el impacto que tendría una huelga en sus más de 400 mil alumnos.
El plan incluye asociaciones con agencias y departamentos municipales, organizaciones religiosas y sin fines de lucro, para atender a los estudiantes durante por lo menos cuatro horas diarias.
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